El padrón municipal sigue en caída libre y encadena ya su cuarto año con datos negativos. Las cifras recabadas por el Concello revelan que a principios de 2016 estaban censados en Vigo 297.770 personas, 164 menos que solo 12 meses antes y muy lejos de la barrera psicológica de los 300.000 que la ciudad ansía desde hace años. Hay que remontarse casi una década, a 2007, cuando el Registro de Praza do Rei contabilizaba poco más de 297.000 habitantes, para encontrar un resultado más bajo.

Según los datos que maneja el Concello -todavía no divulgados en la web del observatorio oficial- la otra voz de referencia, el Instituto Nacional de Estadística (INE), constata también una tendencia negativa en Vigo, aunque con un calado mucho mayor. Sus técnicos contabilizarían en la actualidad 292.817 vecinos, unos 1.200 menos que en 2015. INE y Praza do Rei ensancharían así la diferencia entre sus respectivos cálculos, ahora separados por 4.953 personas.

La caída se produce a pesar del ligero repunte de población inmigrante, que se incrementa por primera vez en un lustro al haber ganado cerca de medio centenar de personas desde enero de 2015. En el padrón municipal constan censados, a fecha de hoy, 15.933 vecinos que nacieron en otro país. La cifra sigue muy alejada no obstante de la que se manejaba hace solo cinco años, cuando se acariciaba incluso las 18.000 personas.

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Ese repunte de población inmigrante se debe fundamentalmente a la llegada de personas procedentes del resto de Europa. Mientras los ciudadanos oriundos de Sudamérica o América Central se desploman y el número de africanos y asiáticos se mantiene estable, el colectivo de europeos afincados en Vigo aumenta de forma destacada. En el último año arribaron a la ciudad 261 inmigrantes del resto del Viejo continente -casi uno al día-, mientras la población de americanos caía en 227 personas hasta situarse en poco más de 6.000, muy lejos de los casi 9.900 que llegaron a sumar en 2009, antes que la crisis lastrase el ladrillo y provocase datos de desempleo históricos.

El colectivo africano, que aumentó de forma destacada hasta 2014, se mantiene estabilizado desde entonces en torno al millar y medio de vecinos. A lo largo del último año abandonaron la ciudad apenas una decena hasta fijar la población actual en 1.539 habitantes. Los asiáticos también se mantienen estables y suman algo más de 700 personas junto con los inmigrantes procedentes de Oceanía.

La clave del repunte de ciudadanos del Viejo continente debe buscase en los países del leste. El padrón municipal registra en la actualidad 1.759 rumanos, 134 búlgaros y 106 ucranianos. Los datos revelan un incremento constante. Hace solo tres años, por ejemplo, estaban censados 379 rumanos menos. El colectivo mayoritario sigue siendo no obstante el de los portugueses, con 3.128 personas.

La caída de padrón se debe al "invierno demográfico" -el desplome de la natalidad y el envejecimiento paulatino de la población-. Influye además el éxodo migratorio que siguió a la crisis, protagonizado por cientos de jóvenes que han hecho las maletas para buscar empleo en el extranjero. Otro factor es que muchas familias que trabajan en Vigo optan por comprar sus viviendas en la comarca, atraídas por precios más ajustados.