Para la veintena de vecinos de un edificio del Casco Vello no es el pago de la hipoteca, recibos o contaminación acústica su mayor quebradero de cabeza con respecto a su vivienda, si no los problemas de humedades y malos olores a los que hacen frente poco después de su compra cinco años atrás. "Adquirimos el piso en 2011 y a los pocos meses comenzaron los problemas: a nosotros se nos filtraba agua en el salón, otros vecinos llegaron a tener hongos en el trastero por la humedad, el parqué levantado, un desastre, vaya", reconoce Mónica, una de estas propietarias afectadas.

El número 15 de la calle Santiago fue una de las viviendas rehabilitadas por el Consorcio del Casco Vello. Se puso a la venta de forma subvencionada y en julio de hace cinco años llegaron sus inquilinos. "La estética es preciosa, todo muy bonito, muy moderno, pero está claro que no se usaron los materiales adecuados", apunta esta vecina, la cual tiene parte de su salón inutilizado por culpa de estas filtraciones. "Yo tengo un bebé de tres meses y hay ciertas habitaciones a las que no puedo llevarlo por culpa del agua que entra. El olor es horrible, insoportable", relata Mónica.

Desde que se detectaron los problemas, tanto en zonas comunes-patio de luces y trasteros- como en las propias viviendas, acudieron al Consorcio a reclamar los arreglos. "Desconchones, filtraciones, humedades, tarimas levantadas, grietas, inundaciones... fotografiamos todo y se lo presentamos en la oficina. Vinieron en varias ocasiones técnicos del Consorcio pero todo lo que hicieron fue apaños. A los pocos meses volvían los problemas", lamenta esta viguesa, quien al marco de su ventana realizaron tres perforaciones a modo de "desagüe" para "que evacuase mejor el agua". "Un chapuza, no hay más. A mis otros vecinos también les cambiaron las ventanas, pero ahora no cierran bien y les entra muchísimo frío y aire. Tienen la calefacción a tope siempre con el gasto que esto supone", añade la afectada.

El caso de la familia de Vivian es semejante. Su hijo Gabriel, de cuatro años, estuvo dos sin poder utilizar su habitación por culpa de las humedades. "La estancia daba un patio y ahí entraba de todo, la humedad estaba por todas las paredes y tardaron dos años en solucionarlo. En nuestro trastero, por ejemplo, pusieron azulejos para tapar las manchas, nada más", comenta esta vecina.

Tras las primeras intervenciones de arquitectos en el momento inicial del problema, se desveló que las humedades aparecieron durante la construcción, situación que "no nos fue informada en ningún momento. Y es que además, los trasteros de la planta baja están bajo tierra y ahí hay el triple de humedad, ya con solo acercarse el olor es horrible", destacan parte de los afectados.

Inicio de un proceso judicial

En total son ocho las viviendas afectadas y sus propietarios planean acudir por la vía judicial con el fin de poner remedio de una vez por todas al problema. "Siempre hemos ido por las buenas y amablemente, pero o nos dan largas o solo nos ponen parches. Aquí viven dos bebés y dos niños pequeños que no pueden criarse en una casa con humedades e inundaciones continuas. Tenemos solo cinco años para reclamar y el plazo está a punto de vencer. O ponen fin a esto o el juzgado dictaminará una solución", apunta Mónica.

Por el momento descartan hacer frente con sus propios ingresos a los desperfectos al estar dentro del periodo de reclamación, pero en caso de que la vía judicial no prospere, no ven otra solución. "Me da mucha rabia porque son pisos nuevos, no estamos hablando de casas de muchos años atrás. Los técnicos vienen, miran, ponen parches o hacen la chapuza y se va. Es más, hace unas semanas un vecino, Miguel, desatascó una de las chimeneas que provocaba la inundación del patio de luces. Cada vez que llueve nos echamos a temblar porque la situación de los pisos empeora y las soluciones del Consorcio no avanzan", deplora Vivian.