Además de reconocer la situación indefinida de un profesor asociado de la Pablo Olavide y , por tanto, que su despido fue improcedente, la sentencia de Sevilla establece que no es necesario acreditar la relación con otra institución o empresa durante toda la vida del contrato con la Universidad. "Si entras con un bagaje no tiene sentido que pierdas esos méritos. La vida profesional da muchos giros y puede haber periodos en los que no estés vinculado a otra situación, por ejemplo, mientras realizas la tesis como fue mi caso", expone González.

El juzgado andaluz recoge fallos anteriores de Madrid y Cataluña en el mismo sentido. "Somos muy realistas. No pedimos indemnizaciones millonarias ni ser funcionarios, sino estabilidad. Y las sucesivas sentencias marcan el camino contrario al que sigue la Universidad de Vigo", advierte.

Desde que los campus tuvieron que apretarse el cinturón, las plantillas se han desprendido de centenares de asociados y los sueldos se han reducido. "Mi salario actual supone menos de la mitad que el que tenía cuando empecé en 2008", revela González.

Ante este panorama, la docencia se ha resentido y los objetivos de Bolonia -grupos reducidos para mayor calidad de las clases- se han ido al traste: "Hay menos profesores con el mismo número de estudiantes y cada vez prima más la investigación, de forma que al output principal, que debe ser un estudiante bien formado, no se destinan fondos".