La presión que ejercen la DGT, los diferentes cuerpos de seguridad o los propios sanitarios para concienciar a las familias de que lleven a sus hijos perfectamente "atados" en su coche para evitar daños graves en caso de accidente, se borra de un plumazo si se cambia el vehículo propio por el taxi. El Reglamento General de Circulación "baja la guardia" completamente. Mientras, por ejemplo, en el coche particular los niños más frágiles, los bebés de menos de 13 kilos, deben viajar a contramarcha en el denominado grupo 0 y con los arneses escrupulosamente apretados, si su madre o padre se suben con él a un taxi, esta normativa se esfuma, y con ella la seguridad del pequeño, que puede ir en el "colo". Se trata de una de las exenciones. "Cuando circulen en tráfico urbano o áreas urbanas de grandes ciudades, podrán transportar a persona s cuya estatura no alcance los 135 centímetros sin utilizar un dispositivo de retención homologado adaptado a su talla y a su peso siempre que ocupen un asiento trasero", recoge la norma.