¿Quiénes eran aquellos tipos talludos que el sábado recorrían los Jesuitas casi medio siglo después de dejar el colegio vigués pero con la sensación de que aún podía sonar esa campana que anunciaba la vuelta a las clases? Sí, eran los mismos que en aquellos años 60 habían compartido miedos y alegrías, pupitres, exámenes y chuletas, los primeros pitillos clandestinos... Habían sido unos 90, habían acabado 72 en Sexto y en el camino hasta hoy habían caído 17. Gajes de la vida.

Acosta Garrido, Alonso Prieto, Álvarez Novoa, Carlos y Rafael Barreras, José Brasa Sanjurjo. Willy Bruzón, Manuel de Felipe, Emilio Durán, Quico Díaz, Miguel Arzúa, Juan Eimi, Fontaíña Pérez y Rial, Manuel Fontán, Eduardo Fraga ...

"¡Ay qué buenos son los hermanos jesuitas, ay qué buenos son que nos llevan de excursión..." ¿Es posible que entre aquellos varones tallados por la vida pudiera surgir en el autobús que los trasladaba aquella canción como resucitando la niñez que compartieron y tenemos escondida? Abogados, médicos, empresarios, profesores, arquitectos, ingenieros, economistas, periodistas, algún diplomático con 120 países en su mochila aeroportuaria... Fue una promoción aquella del 68 que coincidió con el mayo francés sin enterarse, que desembocó en muchas profesiones liberales y a la que tocó un período de crecimiento de la España que se desperezaba a lomos del 600. Ninguna vocación religiosa a pesar de las incontables misas, rosarios y retiros espirituales acumulados a lo largo de los años.

Gefaell Chamochín, Modesto Gil Sotelo, González Méndez, José Jaraiz, Carlos Monforte, José Montenegro, López Vilariño... ¡Ay, aquellos felices 60 de los Beatles y Rolling con Los Bravos y Brincos en el interior! Recuerdos comunes de una educación exigente y severa que desde la laxitud actual podría considerarse disciplinaria y con un alto componente religioso, pero que se vivía con normalidad en aquellos tiempos. Se dividían en tres clases "sociales": externos, internos y mediopensionistas. En el colegio caminaban en fila de un sitio para otro, competían duramente en el deporte, tenían clase de urbanidad y miedo a Don Paco, comparteron las andanadas punitivas del padre Magadán, estudiaron Formacion del Espiritu nacional (FEN)) con el hermano Mendivil, Latín con el padre Juanes, el inglés con un Mister Cabello recién llegado nada menos que de Chicago... Y, por supuesto, con Agustín Cariñena, el encargado de curso, a quien dejaron como feliz hermano jesuita y el sábado pasó con ellos el día como feliz abuelo de ocho nietos a sus 80 años.

Lorenzo Michelena, Miguel Fernández, Antonio Fernández Pérez, Agustín Carballo, José Maceda, Peñalosa López, Pérez de Lis, Vaqueiro Rumbao, Senra Deza, Sequeiros Tizón, Serafín Soage, Vázquez Gómez, Redondo, Ramallal, Rey Lama, Puga Sarmiento, Puime, Vázquez Núñez, Vizoso, Julio Rodríguez... Escribió uno de ellos: "Más allá de las canas, asentada la retina tras el primer fogonazo deslumbrante del brillo de algunas calvas que todavía son más excepción que regla, superadas las barreras preventivas de las apariencias curriculares, durante algunas horas hemos tenido el privilegio de hacer un viaje al pasado, cada uno de nosotros con explosivos cócteles de desventuras y aventuras, de incertidumbres y hallazgos, de concesiones al miedo y decididas proposiciones de afrontar la vida con coraje..."

¡Ay, esa promoción, que es la mía!