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Universitarios idean un sistema que alerta a ciclistas y vehículos de posibles accidentes

Emite luces de advertencia en caso de peligro y avisa al corredor a través del móvil - También es caja negra y realiza llamadas de emergencia

España es el país europeo con mayor siniestralidad de ciclistas. Su seguridad es una asignatura pendiente que un grupo de universitarios ha logrado remediar mediante un revolucionario sistema, inédito en el mercado, y que previene tanto a corredores como a vehículos cuando éstos se acercan demasiado rápido o sin respetar la distancia de seguridad.

Marta Añón, Alfonso del Sel, Nelson Reboreda, Darío Tilves y José Miguel Lago, junto a una bici con Cyclope. // Cyclope FB

El dispositivo Cyclope, dotado de batería, sensor láser, cámara y luces, entre otros elementos, se instala bajo el sillín y se conecta mediante bluetooth con el móvil del ciclista que va adosado al manillar. Si a una distancia de entre 20-15 metros el vehículo que lo sigue no empieza a modificar su trayectoria para guardar la distancia lateral de seguridad de 1,5 metros o no reduce su elevada velocidad, el sistema comienza a emitir luces de intensidad variable para avisar al conductor. Al mismo tiempo, en la pantalla del teléfono aparece un mensaje de alerta para el corredor.

Pero sus aplicaciones no se quedan ahí. El sistema funciona como una caja negra que registra todos los datos útiles en caso de siniestro -velocidad de la bicicleta y del coche, distancia entre ellos, imágenes, ubicación- y llama de forma automática al contacto de emergencia predefinido por el usuario en su móvil si detecta que se ha producido un accidente. Además, el ciclista tiene la opción de utilizar la cámara posterior para convertir su teléfono en un retrovisor.

Los creadores son cinco alumnos del último curso de Ingeniería de Telecomunicación que desarrollaron Cyclope dentro de la asignatura obligatoria Laboratorio de proyectos y, a la vista de los resultados, seguirán trabajando para llegar a comercializarlo. Ya disponen de página en facebook en la que explican sus funcionalidades.

"La idea apareció cuando buscábamos alguna solución para la seguridad de los ciclistas y vimos que era factible, aunque no fácil. No existe nada igual en el mercado y es un producto muy útil. Como propuesta de futuro también pensamos en un sistema de comunicación entre las bicis y los vehículos, lo que supondría un paso de seguridad más definitivo", avanza José Miguel Lago, uno de los integrantes del equipo.

"Empleamos un sensor comercial que supuso casi el 90% de nuestro presupuesto de 200 euros. Así que tuvimos que reutilizar material electrónico de la Universidad en desuso. Lo más complejo fue desarrollar el algoritmo de este sistema inteligente, cuya puesta a punto requirió muchas pruebas. Lo más difícil es distinguir las alertas que son realmente peligrosas, porque de lo contrario sería inútil. Además una bici se mueve constantemente, se balancea, y esto añade más dificultades. Es algo comparable a un radar de aviación pero a pequeña escala", explica.

Una de las preocupaciones era el tamaño del dispositivo: "Era una de las máximas a tener en cuenta, porque los ciclistas no están dispuestos a llevar algo que aumente el peso o los haga menos aerodinámicos. Para las pruebas utilizamos una batería mayor, pero la caja pesa 8 gramos y el sensor mide apenas 4x2 centímetros".

A igual que el resto de compañeros, presentaron su proyecto a un tribunal integrado por los profesores Carlos Mosquera y Edita de Lorenzo y después lo mostraron al público durante los LPR-Days celebrados recientemente en la escuela. "La experiencia nos animó a continuar. La reacción de la gente que visitó nuestro stand fue muy positiva y nos motivó mucho. Comentaban que si existiese un producto así en el mercado lo comprarían", comenta Lago.

El grupo estuvo tutorizado por los profesores Juan Manuel Santos y José Luis Rodríguez, propietario de la bicicleta que utilizaron para exhibir el dispositivo. Comenzaron a trabajar en diciembre y sus esfuerzos coincidieron con el grave accidente de docente José Antonio Vilán mientras practicaba ciclismo: "Fue una motivación para que el proyecto saliese adelante cuanto antes y poder contribuir de alguna manera a que estos sucesos ocurran en menos ocasiones".

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