En los establecimientos hosteleros del Casco Vello, donde las noches de los jueves es la primera de la semana con importante movimiento de clientes, sirvieron el jueves la cena a la luz de las velas. Y también la tuvieron que preparar así. El apagón les sorprendió poco antes de las 22 horas y se prolongó durante media hora de forma ininterrumpida, a lo que le siguieron otros treinta minutos con electricidad por momentos.

En Lume de Carozo, cuando se fue la primera vez, cantaron el "Cumpleaños feliz", como si lo hubieran hecho a propósito. La clientela les siguió, pero al no ver la tarta con velas ni encenderse la luz al terminar, se percataron de lo que pasaba. "Les pedimos disculpas y les ofrecí tapas frías", cuenta Juanjo Figueroa Treus. Se quedaron. El corte se ha llevado por delante un ordenador.

En La Central, tenían bastante gente tanto en la vinoteca como en la zona de restaurante. Sus clientes "arriesgaron" y se quedaron esperando a que volviera el suministro para cenar. "Tuvieron que esperar bastante", lamenta Rodrigo, el encargado. Bromea con que quedó "muy romántico" a la luz de las velas.

En La Comidilla optaron por cerrar. "Pusimos velas, pero no veíamos nada, con la luz de emergencia no podíamos cocinar, tampoco puedes cobrar... Es incomodísimo estar así", relata Natalia Rodríguez, que lamenta que fuera "a la hora punta".