El mito de que Vigo es una ciudad formada por vecinos procedentes de otros municipios, provincias y comunidades autónomas se revela endeble. Los últimos datos divulgados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) muestran que cerca del 60% (59,6%) de las personas que en 2015 estaban empadronadas en la ciudad habían nacido en esta misma localidad. El dato es alto, si se compara con el de las restantes siete grandes urbes de Galicia. La media autonómica se sitúa en 56,2% y otros municipios, como A Coruña (48,2%) u Ourense (46,7%), arrojan valores incluso inferiores. La única otra ciudad que supera a Vigo es Ferrol, donde son oriundos el 61,2% de los vecinos que residen en sus barrios.
El dato de Vigo se aproxima a los que registraba el IGE a finales de los años 90 en la ciudad. En 1998, por ejemplo, eran oriundos del municipio algo más del 61% de sus residentes. A lo largo de los años siguiente, sin embargo, ese porcentaje fue disminuyendo al mismo ritmo en que aumentaba el peso de los residentes inmigrantes. Un ejemplo: entre 2000 y 2010 el número de vecinos nacidos en Vigo estuvo prácticamente estancado, aumentando en apenas un 0,17%; mientras que la población alumbrada en el extranjero se disparó más de un 125% -de 13.484 pasó a 30.356 en solo una década-, lo que supuso que el peso de los foráneos en el padrón también se duplicase hasta representar un 10,4%. Aunque tímida, la tendencia actual es la opuesta: debido al éxodo de inmigrantes que ocasionó la crisis en los últimos años, desciende el peso de los alumbrados en el extranjero y sube el de los oriundos.
En 2015 residían en Vigo 29.951 personas que vinieron al mundo en el extranjero, medio millar menos que solo un año antes y casi 1.600 menos que en 2013, lo que supone un descenso del 5% en dos años. Por el contrario, el número de residentes que nacieron en la ciudad aumentó en 159 personas entre 2014 y 2015 hasta sumar 175.171. Quienes nacieron en otro municipio de la provincia de Pontevedra ascienden a 33.309; los oriundos de otra provincia gallega a 36.946; y a 18.721 los procedentes del resto de España.
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La caída de población nacida más allá de las fronteras de España va pareja también a la del padrón foráneo de Vigo. En 2015 había empadronados en la ciudad 13.322 extranjeros -es decir, personas con una nacionalidad diferente a la española-, 1.239 menos que solo un año antes y casi 3.500 menos que en 2012. A pesar de ello suponen el 4,5% del total de la ciudad. La única gran urbe gallega en la que la población extranjera tiene un peso mayor es Lugo.
Los tablas del IGE también aportan una radiografía exhaustiva de cómo evoluciona la población del municipio, que a inicios de 2015 sumaba 294.098 personas, de nuevo el mayor padrón de las principales ciudades de Galicia. Según el observatorio oficial, la edad media de los vecinos de Vigo es de 44,3 años, un valor que solo supera Pontevedra con 43,2. En A Coruña la edad promedio es de 45,9 años; en Santiago, de 44,6; y en Ourense, de 46,1. El valor más elevado lo registra Ferrol, donde el padrón municipal arroja 47,8 años. El índice de envejecimiento vigués es también el segundo menor de la comunidad.
Ese resultado en el marco del "invierno demográfico" que asola Galicia, con un descenso de los alumbramientos y un aumento del envejecimiento, se debe en gran medida al empuje de barrios jóvenes, como Navia. De nuevo según las tablas del Instituto Galego de Estatística, el 48,4% de los vecinos que habitan en el área formado por Alcabre, Comesaña, Coruxo, Oia, Saiáns y Navia tiene menos de 40 años. En el centro y el Casco Vello -zona, esta última, que también ha rejuvenecido de forma notable en los últimos años- se mueven en esa franja de edad el 42,8% de los residentes. En el resto de los distritos el porcentaje ronda el 40%. El más poblado es el que conforman Calvario, Lavadores y Candeán, con casi 58.000 vecinos; seguido de Bouzas y Coia, con 50.100. El menor: Castrelos-Freixeiro-Sárdoma.
