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Desarrollo científico

La Universidad lanza una línea de investigación pionera en cánceres marinos de bivalvos

David Posada y José Manuel Castro Tubío estudiarán de manera conjunta qué genes están implicados en la aparición de la enfermedad

José Manuel Castro Tubío y David Posada, en el laboratorio del grupo de Filogenómica. // Adrián Irago

La plantilla de excelencia de la Universidad se enriquecerá a lo largo de este año con varios jóvenes fichajes como el del experto en genómica José Manuel Castro Tubío, cuya reciente incorporación ya se ha materializado en una línea de investigación pionera junto a David Posada en cánceres marinos de bivalvos. Ambos comparten conocimientos y espacio desde el pasado enero, y de esta colaboración ha surgido un enfoque totalmente novedoso y único en la comunidad científica internacional para determinar qué genes están implicados en la aparición de esta enfermedad.

Tubío, que trabajaba desde 2012 en el Wellcome Trust Sanger Institute de Cambridge, participa junto a investigadores de varios países en el Pan-Cáncer, el mayor proyecto que se desarrolla actualmente sobre la enfermedad para obtener el catálogo de todos los genes tumorales. Y en Vigo creará su propio equipo sobre cánceres capaces de transmitirse de un individuo a otro, casos muy especiales y raros que aparecen en pocas ocasiones.

Posada, uno de los científicos más influyentes del mundo, es el primer gallego con una Consolidator Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC) dotada con 2 millones de euros para estudiar el cáncer desde una perspectiva evolutiva. Su grupo trabaja además junto al Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC en el descifrado del genoma del mejillón, que será el primero de un bivalvo en España. "De alguna manera cerramos el círculo, ya hacíamos genómica de moluscos y estudiábamos el cáncer y ahora ampliaremos nuestro campo a los tumores marinos", destaca.

Los cánceres de organismos marinos están muy poco estudiados. Aunque afectan a muy pocos individuos, se sabe que el mejillón, por ejemplo, padece cáncer gonadal y leucemia. Y más raros aún son los transmisibles. Hasta ahora solo se han publicado artículos referentes a una especie de almeja que vive en EE UU y Canadá.

Posada y Tubío tratarán de dilucidar qué genes están implicados en la aparición de la enfermedad en bivalvos, si son los mismos en diferentes especies y si los distintos factores ambientales dejan marcas en su ADN. "En el material genético de un paciente con cáncer de pulmón queda señalada la actuación del tabaco. Queremos ver si elementos contaminantes o la propia radiación solar puede estar detrás de la enfermedad en estos organismos", señalan.

"La Universidad tiene una gran tradición en el estudio de bivalvos y aunque ahora la enfermedad no es un problema en Galicia ni España, quizá llegue a serlo algún día. Nadie desarrolla estos estudios al nivel al que nosotros pretendemos llegar, con técnicas de secuenciación masiva y conceptos evolutivos, y de ellos podrían salir en el futuro vacunas y otras patentes de aplicaciones para la acuicultura", añaden.

"En el caso de los cánceres transmisibles hablamos de un mecanismo biológico muy novedoso. Las células metásticas son capaces de desplazarse por el agua e infectar a otros individuos a igual que dentro de un ser humano lo pueden hacer a través de la sangre. Está muy lejos aún la posibilidad de utilizarlo como modelo de cáncer humano pero toda la información que consigamos es positiva para entender el mecanismo que está detrás de la enfermedad. Quizá los factores ambientales que afectan a los bivalvos también generen la enfermedad en el hombre", plantea Posada.

Además de colaborar en esta nueva línea, ambos han conseguido financiación en la última convocatoria del Ministerio de Economía para desarrollar sus propios proyectos.

Posada, que accede por quinta vez a estas ayudas, estudiará el papel del microambiente que rodea al tumor. "Se trata de continuar el proyecto del ERC para estudiar desde el punto de vista de la biología evolutiva la ecología del tumor, es decir, cómo interacciona la genética con el ambiente: niveles de oxígeno, desarrollo de células inmunes...", explica.

Por su parte, Tubío también fue seleccionado en la convocatoria nacional para estudiar la evolución del tumor más antiguo del mundo. Un tipo de cáncer cuyo genoma secuenció en Cambridge y que se originó en un perro que vivió hace 11.000 años. "Prácticamente era un lobo, y la enfermedad se ha ido transmitiendo de unos individuos a otros hasta la actualidad. Está ampliamente distribuida, aunque suele estar vinculada a ambientes de poca higiene y los casos se localizan en India, Rumanía o Sudamérica".

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