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Entrevista

Emilio Rolán Mosquera: "Es difícil elegir el mejor descubrimiento, siempre el último es el más importante"

Referente mundial en el mundo de los moluscos, localizó hasta 1.060 especies diferentes

Emilio Rolán, junto a su colección personal de moluscos. // Marta G. Brea

Pediatra, biólogo, pintor, submarinista y escritor. El guardés Emilio Rolán convirtió su afición al coleccionismo en una actividad científica que lo ha llevado a la élite mundial de la malacología. Se trata del investigador que más especies marinas nuevas ha descubierto en los últimos años, llegando a los 1.060 ejemplares diferentes. Reconoce que "nacer cerca del mar sí ayudó a interesarme por todo lo relativo a conchas y moluscos". Varias sociedades internacionales de malacología han contado con él en sus filas, y es ahora la Universidad de Vigo la que le rinde homenaje al concederle el título de doctor honoris causa.

-Con todos los reconocimientos que ha recibido en su trayectoria además de los avances en el mundo de la malacología, ¿le ha sorprendido esta distinción?

-Pues sí. Me pilló muy de sorpresa, pero no solo este reconocimiento, sino también la repercusión y todo lo descubierto. Todo lo que hice fue porque me entretenía y no iba a estar quieto. Empecé como submarinista, luego coleccionista hasta comenzar a investigar de verdad el tema de los moluscos. Nunca imaginé llegar tan lejos con esto.

-Ejerció como pediatra durante muchos años pero su interés por los moluscos siempre ha estado ahí. ¿Qué tienen en común ambas especialidades para que hayan dominado su vida profesional?

-En verdad la pintura tampoco tiene mucha relación con mi profesión y realicé también varias exposiciones. Trabajé muchos años como médico, pero el mundo marino en general y moluscos en particular siempre me ha interesado. Me gusta bucear, viajar? con todo esta actividad iba recogiendo mucho material. Empecé a publicarlo y el resultado salta a la vista que no ha sido malo.

-¿Cómo empezó su faceta de coleccionista?

-Igual me vino un poco de familia. Mi padre coleccionaba sellos, y a mí de pequeño me gustaba recopilar monedas o billetes. Con respecto a los molusco, al principio los guardas porque son bonitos, pero luego viene la búsqueda, el interés por encontrar cosas nuevas. Y el culmen sucedió en un viaje que hice en 1978 a Cabo Verde. Entonces me surgieron dudas. Recogí varios ejemplares que al buscarlos en libros no aparecían, por lo que pensamos que podían ser especies nuevas. Comencé a estudiarlo más en serio y finalmente me hice la tesis doctoral.

-Ha descrito miles de especies nuevas de moluscos, ¿cree que todavía quedan muchas por descubrir?

-Sí, sí, por supuesto. Lo que no se ha descubierto no se puede decir que exista pero, claro, hay que reconocer que el material que estamos utilizando para buscar estas especies es muy moderno y proviene del museo de París. Se realizaron muchas expediciones al Pacífico dragando incluso hasta los mil metros, por lo que al ser lugares que no fueron explorados anteriormente se pueden obtener muchos ejemplares nuevos.

-¿Tiene algún recuerdo particular de alguno de ellos? ¿Hay un molusco que tenga especial interés para usted?

-A estas alturas ya no. Te llama la atención cuando lo encuentras y te das cuenta de que es una especie no descrita. Decir si una me gusta más que la otra, la verdad es que no; la más importante siempre es la última que se encuentra. O en su defecto, la próxima.

-¿Cuántas ha podido recolectar a lo largo de sus 80 años?

-Alrededor de los tres millones, pero es que son muchos años cogiendo moluscos. Antes los tenía en mi casa, pero ahora los de mayor tamaño los he donado al Museo de Historia Natural de Santiago. Las más pequeñas no, esas las necesito para trabajar.

-También ha sido tutor de varias tesis doctorales sobre el tema. ¿Hay mucha demanda de investigadores que se interesan por el mundo de la malacología?

-Pues la verdad es que sí, bastante. Además hay sociedades de malacología en muchos países: España, Italia, Francia. Luego estos se relacionan con genetistas. Por ejemplo, yo he trabajo mucho con mi hijo que imparte Genética aquí en la Universidad de Vigo. A él le interesa el mundo de los genes y a mí el de la taxonomía. Hay muchas ramas desde las que acceder a este mundo.

"Al ser reciente, la Universidad de Vigo tiene más interés que otras"

  • -Como exprofesor de la Universidad, ¿cómo ve su futuro?-Es una institución que como quien dice nació antes de ayer. Tiene mucho impulso, muy buenas ideas y un proyecto mejor que el de otras. Los profesores y la gente que la forman son más jóvenes por lo que tienen mayor interés por las clases y la investigación que otras.-¿Para cuándo su nueva publicación?-Si de momento decimos que he descrito un total de 1.060 especies nuevas, cuando salga mi próxima publicación prevista para el año que viene ser¡án cerca de 1.400. Se trata de un estudio para el que he trabajado más de una década, no es cosa de dos días. Hay que coger mucho material, fotografiarlo... Llegamos incluso a tener que hacer 2.000 fotografías y analizarlas con el microscopio electrónico. Y por supuesto la bibliografía; es muy importante saber todo lo que se ha escrito antes.-Se ha investigado que los Conus, un género de moluscos emiten una toxina que podría llegar a combatir el alzheimer. ¿Se conocen otras aplicaciones médicas de otras especies?-Esta investigación es muy reciente. De este género fue precisamente del que hice la tesis doctoral, solo que yo diferenciaba los grupos y sus localizaciones. Sin embargo sí es cierto que se está estudiando una toxina suya que, al inyectarla en el animal y peces, llega incluso a matarlos. Yo tenía estos ejemplares en una pecera y veía cómo eran capaces de clavarle un arpón al pez y morían. Estas toxinas son sustancias muy potentes. Se sabe que puede ayudar a frenar el alzheimer, pero igual también son válidas para otras enfermedades. Todo esto aún está muy en pañales.

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