Se nos fue, llena de vida hasta el último momento, Blanca Fernández Feijóo, viguesa muy querida, cálida matriarca de una familia de seis hijos que hoy la lloran, desde Álvaro a Genoveva pasando por Javier, Fernando, Blanca y María. Viuda que fue de Álvaro Álvarez Blázquez, el que alentó Serigrafía Galega, el último de una saga de hermanos -Xosé María, Darío, Emilio, Alfonso y Celso- vinculados a la cultura y de vocación artística y literaria continuada por sus hijos, Blanca se llevó la memoria personal de aquel Vigo de su entorno cotidiano en el que podían estar, allá por los años 50 en que se casó, Álvaro Cunqueiro, Prego de Oliver, Lugrís, Celso Emilio Ferreiro, Valentín Paz Andrade, Pacheco, Colmeiro, Plácido Castro... Aquel Vigo que ella vio cambiar sustancialmente tras estrenar nuevo siglo hasta la actualidad.

Inteligente, afectiva, cercana y muy vital, cumplidos los 90 no perdonaba su cita semanal en el centro de Vigo con sus amigas de siempre, en una admirable actitud de eso que hoy llaman vejez activa. Nieta de Genoveva Alfaya, la del Pazo de Posadouro redondelano que construyó Marco de Pont, hija de Honorato Fernández, boticario en La Calzada que llegó a alcalde de Teis en el corto periodo que este barrio fue ayuntamiento, Blanca formó parte de esa minoría femenina que accedió a la Universidad en los años 40 para hacer Filosofía y Letras junto a otras pocas como Cristina Alonso -casada luego con Xaime Isla-, Antía Cal, que se uniría a Antón Beiras, Conchita Kaifer, que lo haría con Álvaro de la Iglesia, director de La Codorniz, Chuca Pereda, las hermanas López Valcárcel?

Se nos fue Blanca Fernández, una mujer que mantuvo hasta el final esa memoria preñada de vivencias.