-Las comunicaciones por satélite es uno de los campos de mayor desarrollo en los últimos años. ¿Hacia dónde se dirige la comunicación del futuro?

-Las telecomunicaciones por satélite son posiblemente el sector espacial que tiene un grado mayor de madurez e de importancia comercial. Prueba del potencial de la industria espacial europea es el hecho de que uno de cada tres satélites de telecomunicaciones fabricados en el mundo se hace en Europa. Nuestro esfuerzo en este campo se centra en mantener esa competitividad de nuestra industria, ayudándoles a desarrollar nuevas tecnologías y satélites más eficientes. Las tendencias tecnológicas en este sentido van hacia sistemas con más inteligencia a bordo, con mayor flexibilidad y eficiencia en la asignación de capacidades; el desarrollo de plataformas genéricas reutilizables; el uso de propulsión eléctrica en vez de química para los satélites y el obtener capacidades de transmisión y anchos de banda cada vez mayores en toda la banda de servicios posibles.

-Con tantos países colocando sus satélites en el espacio, ¿hay riesgo de que producirse una congestión que afecte a la calidad de los servicios que ofrecen esos sistemas?

-La gestión eficiente del medio espacial es en efecto un tema de gran importancia. El problema de la basura espacial, por ejemplo, constituye hoy una de las principales amenazas para los sistemas de satélites en órbita, de los que dependen, a su vez, multitud de servicios esenciales. La Agencia Espacial Europea es muy consciente de este problema y por ello ha puesto en marcha el programa SSA, de vigilancia del ambiente espacial, que incluye, como uno de sus ejes principales, la vigilancia y seguimiento de los objetos en órbita para evitar posibles colisiones.

-¿Se destruye la basura espacial?

-Sí. Pero en paralelo a ese programa de vigilancia es importante también el desarrollo de legislación para evitar que se generen más desechos en órbita. Cada vez que lanzamos un nuevo satélite en órbita baja, nuestros requerimientos de misión incluyen la obligatoriedad de garantizar la reentrada y destrucción del satélite al terminar su misión en un plazo de tiempo máximo, de forma que se elimine completamente. Lo mismo ocurre con las últimas etapas de nuestros cohetes, evitando que queden en órbita. Desde la ESA estamos estudiando tecnologías que nos permitan en un futuro eliminar los satélites y piezas de satélites inactivos en órbita, es lo que denominamos programa "Clean Space".