Con la marcha de Maersk adueñándose de la actualidad informativa era inevitable que en la rueda de prensa posterior al desayuno informativo celebrado ayer en la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) con el presidente del Puerto se obviase la estrategia de "Crecimiento Azul" (Blue Growth), el asunto por el que acudía como invitado especial. Pero Enrique López Veiga aprovechó la ocasión para subrayar que "nadie" en la comunidad portuaria estaba al tanto de que Vigo pudiera perder operaciones de la naviera. Salvo la más directamente afectada, la concesionaria del recinto de contenedores, Termavi. De ahí el severo reproche que lanzó a los responsables de la terminal: "Es sorprendente que no se nos haya avisado antes de semejante decisión, aunque fuera por cortesía". "Para que no viniera este golpe de esta manera", completó a continuación.

En el momento de esta comparecencia todavía la naviera no había enviado el correo electrónico a las empresas confirmando el inicio de las operaciones en Marín el 18 de mayo. Así que López Veiga, agradeciendo la "amabilidad" en el contacto telefónico mantenido con Maersk, por la mañana aún confiaba en esa reunión pendiente con sus directivos para parar su marcha de Vigo. Respecto al argumento de la compañía de que el Puerto de Vigo debe "reconsiderar sus costes", su presidente dijo desconocer "si el fallo está ahí o en lo que todo el mundo me dice y yo tengo que verificar, que es la persistencia de la estructura de la Sagep", la sociedad de estiba. En este sentido recalcó que son "muy buenos profesionales" y matizó no estar "en contra de ellos sino contra su estructura, demasiado rígida". En todo caso, López Veiga reconoció que el elevado coste de la estiba en Vigo -con una plantilla de 120 estibadores- es un "problema de la Ley de Puertos". "Es evidente, que Vigo, estructuralmente por ley, tiene unos costes más elevados que el de Marín y esto no es una situación injusta y hay que corregirla. Y haré todo lo posible por corregirla", avanzó. Sin menospreciar el impacto que deja la marcha de Maersk, el dirigente portuario ve un lado positivo. "De vez en cuando, que nos den un revolcón no viene mal. Puede servir para arreglar cosas", concluye.