Esta es la segunda Operación Kilo del año que lleva a cabo el Banco de Alimentos en la ciudad y la primera en Pontevedra y Vilagarcía. Sin los 150 voluntarios que se han prestado a realizar turnos en los puntos de recogida el evento no sería posible.

Además de colaborar en momentos señalados, la fundación cuenta con personas que desinteresadamente acuden a recibir, clasificar y colocar los alimentos que llegan hasta la nave de Sárdoma donde se almacenan los productos. "A los voluntarios les quedan dos días de trabajo", explica Pedro Pereira. "Hemos conseguido fijar a un grupo de voluntarios que vienen según el horario que más les conviene. Todavía faltan algunos productos por llegar desde los establecimientos pero ya están trabajando".

Los voluntarios realizan una primera clasificación en los propios supermercados para contabilizar rápidamente la cantidad de comida recogida, pero una vez llega al almacén debe separarse según el tipo de producto y su fecha de caducidad.

Desde allí salen hacia las entidades sociales que son las encargadas de repartir los productos directamente a las familias según las necesidades.