Tras "un complejo proceso de adaptación, calibrado y ajuste" que se prolongó más de cuatro meses, el nuevo acelerador lineal del Servicio de Oncología Radioterápica del Chuvi entró en funcionamiento el pasado martes y ya ha recibido a sus primeros ocho pacientes. El Sergas destaca que se trata de uno de los equipos "más avanzados del mundo", que permite administrar dosis de radiación más altas al tiempo que protege "al máximo" los tejidos y órganos sanos que lo rodean. Así se reducen también el tiempo de la sesión hasta cinco veces la duración de las sesiones.

Para atender a los más de 200 pacientes al año que necesitan radioterapia, el Chuvi trabaja con cuatro aceleradores lineales. El servicio empezó a sufrir problemas para atender a estos enfermos en 2013, cuando uno dejó de funcionar y otro sufría numerosas paradas por obsoleto. El primero se "renovó completamente" en noviembre de 2014 y el segundo es el que ha sido sustituido por el equipo que se acaba de poner en marcha y que financia la Fundación Amancio Ortega.

Es un modelo Varian, modelo True Beam, incorpora un sistema por imagen que permite ver en todo momento donde se encuentra el tumor y adaptar así el envío de radiación. Los ocho pacientes que ya han pasado por ella -incluida una niña de cinco años- han sido tratados con la técnica de arcoterapia volumétrica de intensidad modulada, por la que emite radiación mientras el cabezal gira alrededor del paciente, adaptando en cada momento la radiación y la dosis a la posición del tumor, Con un sistema de micromultiláminas, lo divide en porciones de entre 2,5 y 5 milímetros de grosor para ajustar el haz a su perímetro y morfología. Con todo ello se logra un tratamiento más efectivo, preciso y seguro. A esta última también contribuye la reducción de los tiempos de la sesión, que se logra gracias a las dosis más altas. Cuanto menos tiempo tenga que estar expuesto el paciente, menos posibilidades habrá de que se mueva y la radiación afecte a zonas sanas. De todos modos, el aparato también incorpora sistemas de seguridad en este sentido. Una mesa robotizada facilita la colocación del enfermo en cualquier posición de forma automática e infrarrojos alertan de cualquier movimiento imprevisto del pacientes provocando, incluso, que se pare el tratamiento.

Con la puesta en marcha de este aparato también se espera que se reduzcan las suspensiones de tratamientos a los pacientes por las habilituales paradas de los otros tres que estaban en marcha.