Tras más de 220 días en el espacio y después de haber dado 3.000 vueltas a la Tierra, el tercer cubesat desarrollado por la Universidad de Vigo en colaboración con la de Brasilia, Serpens, ha puesto fin a su misión tras su reentrada esta semana en la atmósfera y su completa desintegración. "El sector B funcionó perfectamente desde el primer al último día, por lo que valoramos muy positivamente el resultado de nuestro trabajo. Pudimos cumplir todos nuestros objetivos científicos y la tecnología desarrollada en la Universidad de Vigo demostró su fiabilidad y potencial", destacó Fernando Aguado, director de la Agrupación Aeroespacial.

Según informó ayer la Universidad de Vigo, fue sobre las nueve de la mañana del pasado domingo 27 de marzo cuando el picosatélite Serpens entró en la atmósfera y se desintegró en el Atlántico sur, frente a las costas de Brasil. De esta forma se ponía punto y final a la primera experiencia iniciada dos años antes entre la Agrupación Aeroespacial de la Universidad de Vigo y su primer proyecto con un cliente internacional, la Agencia Espacial Brasileira.

Esta fue la tercera experiencia tras el lanzamiento del XaTcobeo y el Humsat-D. Con el Serpens, los trabajos del equipo vigués estuvieron centrados en una plataforma de altas prestaciones y una carga útil de Humsat, con mejoras basadas en los datos en órbita. También tomaron parte en el despegue de sensores durante la fase de operación.

Para Aguado y su equipo, el mayor logro ha sido el de cumplir con éxito con su primer contrato externo con una agencia espacial "logrando el 100% de las expectativas y dejando a la agencia brasileira enormemente satisfecha". La Agrupación dedica este logro de forma "muy especial" a uno de sus integrantes e impulsores: el profesor e investigador José Antonio Vilán, herido de gravedad en el atropello a varios ciclistas ocurrido en A Guarda.

El satélite se lanzó el 19 de agosto de 2015 hacia la Estación Espacial Internacional, allí permaneció hasta el 17 de septiembre, cuando se inyectó en la atmósfera. Tras esta experiencia, la Agrupación Aeroespacial trabaja ahora en el estudio de los efectos del impacto de una nave contra un asteroide.