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"Si llegamos a coger el siguiente tren, iríamos en el que explotó"

Los miembros de la Plataforma pola Defensa da Sanidade Pública que viajaron al Parlamento Europeo lograron regresar ayer a España

Miembros de la plataforma pola Sanidad Pública, ayer, a su llegada a Alvedro. // J. Roller

"Cansados por la tensión acumulada" y "con cierta conmoción emocional". Así se sentían a su llegada a Vigo los siete miembros de la Plataforma pola Defensa da Sanidade Pública que lograron regresar ayer a sus hogares, tras vivir los ataques terroristas en el epicentro de la tragedia en Bruselas. A los otros seis, que hicieron noche en Madrid, les esperan hoy en sus casas.

Regresar fue una odisea. La expedición, de 13 personas, era demasiado grande para lograr acomodo en algún vuelo con destino a España, así que se repartieron en dos grupos. El que ayer llegó a Galicia se dirigió el miércoles a Amsterdam en autobús, desde donde voló ayer por la mañana a Madrid, para hacer escala. Su destino era el aeropuerto coruñés de Alvedro, donde aterrizaron sobre las cinco de la tarde. "Todo organizado sobre la marcha", cuenta el portavoz del colectivo en Vigo, Manuel González Moreira. Con un viaje en tren pusieron fin a su periplo en la estación de la ciudad olívica a las siete y media, casi 48 horas después de lo que tenían previsto a su partida. Los otros seis llegarán hoy a sus hogares tras volar ayer por la noche de París a Madrid.

Han sido muchas horas, en las que han tenido tiempo para reflexionar. "Hasta el día siguiente [a los atentados] no fuimos conscientes del riesgo real que corrimos, de que nos libramos por poco", apunta Manuel. En la mañana del martes, se tenían que bajar en la parada del metro de Maelbeek para acudir al Parlamento Europeo. Se la pasaron y salieron por la de Schuman, a 150 metros. Al pasar caminando junto a la estación atacada fue cuando estalló el humo. "Si llegamos a coger el siguiente tren, estaríamos en el que explotó", observa. Aceleraron el paso hasta su destino guiados por una chica. Fueron los últimos en entrar antes de que el edificio se cerrara a cal y canto.

El apartamento donde tuvieron que ampliar su estancia estaba muy cerca de la plaza de la Bolsa, por lo que fueron testigos "de cómo se formaban los dibujos y cada vez se juntaba más gente" en homenaje a las víctimas. Lo vivieron "emocionados" y regresaron allí a despedirse antes de partir. "Para acceder había controles de militares y policías de paisano identificados con brazalete que te revisaban bolsos y ropa", detalla y añade: "eso impresiona". Sin, embargo, no vieron miedo. "Hay consternación, gente abatida", describe Manuel.

Las fuertes medidas de seguridad continuaron durante el viaje. "En el aeropuerto revisaban todas las maletas, pasaban a todo el mundo el escáner corporal y nos cacheaban", relata y señala que nunca habían vivido nada así.

Destaca que eso ha sido todo lo que han sufrido ellos: "las incomodidades" de un viaje trastocado. Quieren agradecer a los cientos de personas, grupos políticos, sindicatos, responsables institucionales y medios, la solidaridad mostrada "por encima de las legítimas diferencias que puedan tener" con la plataforma.

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