El año no ha empezado bien para el Lagares. El primer trimestre aún no ha llegado a su final y las alarmas por vertido ya han saltado hasta en cuatro ocasiones. La última, hace dos semanas, cuando una mancha de aceite de motor contaminó su nacimiento, la Lagoa de Mol y afectó a una decena de aves. Así, en lo que va de año, Augas de Galicia ha recibido el mismo número de alertas en el río vigués que en todo 2015. Sin embargo, las campañas contra los desagües irregulares en el cauce han tenido éxito y estos se han reducido de forma notable en los últimos años. En la actualidad, el organismo dependiente de la Consellería de Medio Ambiente y Ordenación do Territorio ha localizado 6 focos contaminantes frente a los 47 detectados en marzo de 2013.
A lo largo de los 17,6 kilómetros por los que discurre el río, en la actualidad, los técnicos de Augas de Galicia tienen inventariados medio centenar de puntos de vertido. En concreto, son 52. Sin embargo, la gran mayoría (41) están catalogados como no contaminantes. Suelen tratarse de desagües de aguas pluviales. El organismo autonómico informa de que 26 de ellos ya han sido subsanados por su iniciativa.
Según los datos aportados, son solo seis los vertidos contaminantes activos en estos momentos en el río vigués. Además, están investigando los líquidos que vacían en el cauce otras cinco tuberías para determinar si son dañinos o inocuos.
Los que han desaparecido son los puntos "altamente contaminantes", mientras que en la inspección de marzo de 2013 se detectaron cuatro. Era el tramo de Santa Cristina de Lavadores el que presentaba un peor estado, con tres de los focos más dañinos para la flora y la fauna del Lagares. El otro se encontraba en la zona de Val do Fragoso y San Andrés de Comesaña.
Alarma
La última alerta que la Administración hidrográfica recibió en el Lagares fue la del 11 de marzo, en una de las joyas naturales del municipio, la Lagoa de Mol, que linda con la pista de Peinador. Efectivos municipales y autonómicos desplegaron rápidamente un dispositivo que fue clave para contener el hidrocarburo y minimizar el daño medioambiental. El origen estaría en el polígono redondelano de Vilar de Infesta.
Cuando se detecta un foco de contaminación en alguna de las conducciones que vierten al río vigués, técnicos municipales y autonómicos inician una investigación conjunta que se puede prolongar durante meses. Siguen la red para localizar el origen, una tarea que, en ocasiones, se complica.
