Tan importante es mostrar las vestimentas como crear un entorno en el que se mimeticen. De esto se han encargado dos profesoras y cinco alumnos de la Escuela de Arte Dramática de Vigo.

Un lavadero a tamaño real donde no faltan ni el agua ni el jabón, una fuente, un gran hórreo para guardar la cosecha, un tendal y la propia tierra de los cultivos son detalles que envuelven en un mayor realismo a la exposición. "Llevamos cuatro años colaborando en esta exposición; este año el espacio escénico será el campo", relataba Carmen Romero, quien necesitó cinco semanas para elaborar a base de madera y porexpán las construcciones.