La Autoridad Portuaria ha puesto a la venta dos buques pesqueros con un precio inicial de 150.000 euros que permanecen abandonados en el muelle de reparaciones de Bouzas ocupando un atraque necesario para los barcos en activo.

La primera subasta de embarcaciones que impulsa el organismo portuario bajo la presidencia de Enrique López Veiga se produce después de un largo parón en este tipo de procedimientos. El último data de diciembre de abril de 2014, cuando su Consejo de Administración aprobó, en esta caso por impago de tasas, la enajenación en pública subasta del Margü, un yate de recreo atracado en la zona de fondeo del Liceo Marítimo de Bouzas, en aguas de jurisdicción de la Autoridad Portuaria.

Los siguientes buques que subastará el Puerto de Vigo lucen en el costado los nombres de Favaios y Camino. Con un eslora comprendida entre los 30 y 40 metros, su construcción, con rampa a popa, revela su especialización en la pesca de arrastre. Aunque de los dos, el Camino carece de puente de mando, su casco presenta mejor estado de conservación que el del primero, según valoraciones de marineros que suelen amarrar en estos muelles.

De bandera portuguesa, el Favaios saltó a los medios de comunicación en junio de 2007 por un trágico suceso que vivió cuando navegaba a 60 millas de Nuadibú (Mauritania). El marinense de 37 años, José María Castro Pampín, uno de sus tres tripulantes españoles, desapareció durante una inmersión para desenganchar redes de la hélice del barco.

Desde la Autoridad Portuaria precisan que los dos buques salen a la venta en tres licitaciones en el mismo concurso. De esta manera, los que estén interesados podrán hacer tres ofertas distintas por cada uno de ellos, que irían de más a menos. La primera, por encima de 90.000 euros, en el caso del Favaios, y 60.000, respectivamente, por el Camino; la segunda al 75% de dicho valor; y la tercera sin tipo alguno, solamente con un mínimo sin establecer, "normalmente el 10% del valor que coincide con la garantía", apuntan desde el puerto. Se presenta en sobre cerrado, con lo que los licitadores desconocen a qué licitación oferta cada uno.

Poco a poco, los buques en estado ruinoso han ido desapareciendo del muelle de reparaciones de Bouzas gracias a esta clase de ventas forzosas. Ya no quedan muchas embarcaciones en estas condiciones salvo las incautadas en operaciones contra el narcotráfico, que languidecen amarradas en la dársena de A Laxe.