Sobresaliente y matrícula de honor fueron las palabras que más escucharon durante su paso por la Secundaria y Bachillerato. Cuarenta y cinco alumnos de la Universidad de Vigo recibieron un pequeño homenaje por parte de la institución por ser los estudiantes con los mejores expedientes que emprendieron este año su carrera.

Los Premios de Excelencia Académica se entregan todos los años a aquellos estudiantes que inician curso en las diferentes titulaciones de los campus de Vigo, Ourense y Pontevedra con los expedientes más brillantes en bachillerato, ciclos superiores de Formación Profesional o aquellos que dejaron huella en diversas Olimpiadas Científicas.

Catorce grados escogidos, tres campus de destino y cuatro provincias de origen componen el marco de estos brillantes alumnos. Aunque la mitad de ellos son vigueses, la institución olívica abre los abrazos a los lucenses, ourensanos, coruñeses y pontevedreses que han elegido la UVigo para formarse.

El rector de la Universidad, Salustiano Mato y la vicerrectora de Estudiantes, Dolores González fueron los encargados de hacer la entrega a cada uno de los universitarios novatos. "Esperamos lo mejor de vosotros, y no solo en cuanto a notas brillantes, sino cómo ejemplo y estímulo para todos nosotros", afirmaba Mato.

Mujeres científicas

Si nos fijamos en qué caracteriza a este nuevo estudiantado encontramos un perfil común: la mujer científica. Más de la mitad de los alumnos, un total de 26, son mujeres frente a los 19 hombres, cifras muy similares a la de años anteriores que evidencian el dominio de las féminas a la hora de embarcarse en una titulación.

En cuanto a las carreras, cualquier modalidad de Ingeniería y el doble grado de ADE (Administración y Dirección de Empresas) y Derecho encabezan las preferencias de los ahora ya universitarios. Ambas copan el 68% de las elecciones. Traducción, Fisioterapia, Biología y Ciencias de la Actividad Física fueron otras de las opciones escogidas.

Llevan poco más de seis meses en la Universidad, tiempo que definen como "suficiente" para no echar de menos sus pupitres de instituto. "En verdad sí es lo que me esperaba, pero el cambio fue muy grande. Antes teníamos más cercanía con el profesor y creía que eso no lo encontraríamos aquí y todo lo contrario", explica Mercedes Diéguez, estudiante viguesa del doble grado de ADE y Derecho.

Como ella, sus compañeros también reconocen el impacto que supuso empezar a estudiar en el campus pero aseguran que la libertad que tienen ahora compensa la dureza de las clases. "Sabía que iba a ser mucho más complicado, ahora tengo que estudiar con más tiempo, pero también tenemos mucha más libertad, la asistencia no es obligatoria, no sé, te vuelve más independiente", relata la futura ingeniera industrial Blanca Pérez.

Como no siempre es oro todo lo que reluce, el estudiante de ingeniería industrial Álvaro Lafuente reconoce que estos primeros meses "no están siendo como imaginaba". "El ambiente es bueno sí, pero la verdad me esperaba un poco más. Al estar en el edificio de Peritos, en el centro, no parece un campus, no he notado mucha diferencia con lo que era Bachillerato, ni siquiera en cuanto a contenidos", relata el estudiante.

Alba Fernández ha dejado su Ourense natal por una residencia en el campus olívico donde está estudiado Traducción. "Para mi supuso todo un reto, hay materias mucho más específicas, mayor carga lectiva, ahora empecé también con alemán y es muy duro. Esto ya no es el colegio", señala la futura traductora.