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Yacimiento clave para entender la historia del Casco Vello

Los arqueólogos analizan 13 tumbas en Oliva que arrojan luz sobre el pasado romano de Vigo

En la necrópolis, situada en el solar del pazo del Marqués de Valladares, se hallaron restos óseos y de cerámica - Estudian una sepultura medieval que pertenecería a la antecesora de la Colegiata

Un grupo de arqueólogos trabaja en las tumbas halladas en el solar del Casco Vello. // Anta de Moura

Los arqueólogos acaban de abrir en pleno corazón del Casco Vello una ventana al pasado romano de la ciudad, un ventanuco que aporta pistas sobre cómo vivían sus moradores entre los siglos III y VI después de Cristo; y, en especial, cómo encaraban el trance de la muerte y la despedida de sus seres queridos. Durante la excavación en el solar del antiguo pazo del Marqués de Valladares -situado entre los números 2 y 4 de la calle Oliva y Xuanelo 1-, los expertos han hallado restos romanos que hoy se revelan ya como parte de una necrópolis en la que se han encontrado más de una decena de tumbas. En concreta, los arqueólogos han identificado 13 sepulturas del mundo galaico-romano que datan -a priori- de los siglos III y VI, aunque los expertos estudian todavía el terreno para esclarecer el número exacto de tumbas. Debido al paso de los siglos, algunas de las sepulturas se presentan hoy como simples fosas escarbadas en el sabre. La compañía que está financiando los trabajos es Getting Back Stones.

El experto Juan Castro -de la empresa de arqueología Anta de Moura- resalta la importancia del hallazgo, pese a que el estado de conservación de algunas tumbas no es el mejor. "No ha quedado nada de los niveles de tierra, pero los datos que aportan para el conocimiento de la historia de Vigo son importantes", comenta Castro, quien explica que "es posible que hubiera más" sepulturas y que fueran destruidas en el transcurso de los últimos siglos. El equipo de expertos no descarta descubrir nuevas tumbas en el solar, aunque a día de hoy lo ve complicado.

En el interior de una de las 13 fosas que sí se conservan se han encontraron clavos, lo que delata que en su momento albergó un ataúd de madera. Los especialistas que trabajan en la parcela hallaron además "restos óseos", entre ellos huesos de unas piernas. La acidez del suelo dificulta que estos restos sobrevivan al paso de los siglos; de hecho -anota Castro- estos serían los primeros huesos romanos que se han desenterrado en el casco histórico.

A lo largo de las últimas semanas se han obtenido también pequeños fragmentos de cerámica, sobre todo tégulas (tejas). Aunque Castro prefiere no aventurar hipótesis hasta terminar el estudio en el laboratorio, avanza que parte de ese "material, muy fragmentado", podría estar relacionado con la necrópolis. En cualquier caso, el arqueólogo insiste: "Aunque los elementos estén alterados y mal conservados, aportan información histórica".

Las fosas desenterradas se sitúan en el antiguo jardín del pazo del Marqués de Valladares. El experto de Anta de Moura resalta la importancia de que la parcela se destinase a ese uso, ya que fue clave para que la necrópolis sobreviviera bajo la superficie. "Permitió la conservación de las tumbas", concluye. Las características del terreno y también del edificio hacen que las labores en el yacimiento sean "muy complejas", motivo por el que sus responsables decidieron avanzar por fases. La próxima arrancará en breve. Castro resalta la colaboración que existe con la dirección de obra.

Restos medievales

No todo lo que han desenterrado los arqueólogos son restos romanos. El terreno del pazo aporta una gran "fotografía en 3D" de la historia del barrio que permite obtener elementos superpuestos de diferentes siglos. Así, además de la necrópolis fechada entre los siglos III y VI, los expertos han encontrado una tumba que data de la época medieval y que creen que pudo pertenecer a un cementerio aledaño a la predecesora de la actual Colegiata. Castro recuerda que la Concatedral que hoy conocemos es de la primera mitad del siglo XIX, pero hubo una previa, románica, del XIII; y otra gótica del XV. "Por sus materiales la datamos en la época medieval", anota el arqueólogo antes de detallar que la fosa, escarbada, tiene una forma "ligeramente antropomórfica". En su interior no se hallaron restos.

Las primeras catas se realizaron a mediados de enero, sin embargo en el solar ya se habían hechos sondeos en 2009 que revelaron la existencia de "restos estructurales de cronología indeterminable" y cerámicas "bajomedievales". La importancia del hallazgo ha llevado a la Xunta a pedir un trabajo más amplio. La Consellería de Cultura también avanzó que los elementos que se obtengan se trasladarán al Museo Quiñones. A raíz de las prospecciones arqueológicas se han localizado además estructuras más modernas, que podrían datar del XIII o XIX.

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