En apenas cinco días el juzgado de guardia de Vigo ha registrado la muerte en soledad de quince personas en la ciudad, con edades entre 50 y 83 años. La mayoría fallecieron en sus domicilios, donde vivían solos; alguna se desplomó en plena calle y varias llevaban días muertas en su casa cuando fueron descubiertos sus cuerpos. Este es el caso de la mujer con síndrome de Down que falleció en un piso de Castrelos mientras su padre octogenario, que era quien le cuidaba, estaba ingresado en la UCI de un hospital y también el de Paco Araújo, histórico dirigente del baloncesto femenino vigués y presidente del Celta Bosco.

Pero el elevado número de fallecimientos de personas que viven solas de la última semana, no es un pico circunstancial. En la guardia judicial anterior se registraron otras 19 muertes aunque en toda la demarcación viguesa.

Los forenses que practicaron las autopsias determinaron que todas estas muertes obedecieron a causas naturales y algunos expertos apuntan al posible cambio de temperaturas que agudiza las enfermedades crónicas. En la mayoría de los casos fueron los familiares de los fallecidos quienes dieron la voz de alarma e incluso facilitaron las llaves del inmueble a los servicios de emergencias; pero en otros se tardó más, hasta que algún vecino preocupado al no verlos en varios días dio la alerta. En dos ocasiones los bomberos tuvieron que acceder a los domicilios por una ventana y con ayuda del camión escalera ante la imposibilidad de contar con unas llaves.

De ahí, según los expertos, la importancia de que las personas mayores o con problemas médicos que viven solas cuenten con servicios como la teleasistencia, que puede salvar vidas. También los de ayuda en el hogar o el xantar na casa que ofrece el Concello resultan cruciales para estas personas.

Tras estas dramáticas muertes en soledad se oculta en muchas ocasiones el desarraigo familiar, físico y emocional. "La responsabilidad con los niños está clara, pero no tanto con los ancianos", indica un experto. La dispersión familiar y la falta de responsabilidad en una vida que "queremos perfecta", pesan también, "al igual que el no saber pedir ayuda cuando se necesita, tanto el anciano como su cuidador", reflexiona.