"Será legal, pero la forma de poner la multa fue de todo menos ética". El profesor universitario que alegó haber sufrido un apretón tras ser multado con 200 euros por estacionar en un paso de cebra de Lubián situado frente al bar en el que entró para ir al baño está pendiente de la respuesta de Tráfico a su tercer recurso, enviado hace solo unos días y esta vez con el asesoramiento de un abogado. "El próximo paso sería acudir al Contencioso. Habrá que esperar a la contestación pero mi idea es seguir y que al menos esto sirva para que no le pase lo mismo a otros conductores. Son totalmente inmisericordes y les ampara la ley", lamenta Alberto Martín.

El docente viajaba desde Madrid junto a su mujer y su hija el 19 de agosto de 2015 y se vio obligado a detenerse en esta pequeña localidad de Zamora, próxima a Galicia. "Estamos hablando de un pueblo muy disperso, con casas a ambos lados de una carretera de unos 50 metros. Eran las dos de la tarde, caía un sol de justicia y no había nadie en la calle, solo los 3 o 4 peregrinos que estaban comiendo fuera del bar. Así que el número de individuos potenciales a los que pude molestar fue cero. No recuerdo si aparqué en un paso de cebra pero sí que me metí en el sitio que dejaba una furgoneta y entramos en el bar. Solo estuvimos unos 15 minutos en el interior y lo que más me indigna es la forma en la que me multaron porque intuyo que los agentes se bajaron de su coche, hicieron la foto y se marcharon. Fueron directamente a recaudar aunque no tenían difícil preguntar qué había sucedido. Me podía haber dado un infarto o pasar cualquier otra cosa. A ellos les da igual", critica.

"Puede que en aquellas circunstancias aparcase mal, pero soy de Pontevedra y estoy bien entrenado. No paro en un paso de cebra. Sé que está mal", ironiza.

Martín escribió una carta al periódico La Opinión de Zamora para denunciar su caso. "La situación es cómica y por eso tenía esperanzas de que la publicaran. Si me hubiese parado por quedarme sin agua en el radiador seguramente no se hubiese conocido. Y el principal motivo fue la indignación. En la notificación de la multa que me llegó en noviembre no figura ni una foto ni la identificación de los agentes. Los ciudadanos estamos en una situación de indefensión total. La gente paga porque hace el razonamiento correcto. Si recurre tiene que pagar el doble y tampoco sabemos qué pasos hay que dar. Yo lo que sé lo estoy aprendiendo ahora", reprocha.

Aunque prefiere no contribuir a seguir difundiendo su caso, este profesor de la Escuela de Telecomunicaciones admite que la urgencia de la situación, que podría acontecerle a cualquiera, no deja de ser "simpática". "La gente del centro lo ha comentado y supongo que ser reirían. También me han llegado mensajes al móvil. Hay chistes a patadas, pero hay que llamar la atención. En el fondo me gusta que sea así y que esto se haya conocido para que Tráfico sea consciente de que hay muchas personas que opinan que se están pasando. O eres un experto o ni se te ocurre recurrir una multa",