La paridad no ha tenido que ver en el resultado. Han sido las cualidades de cada una de ellas, por encima de las de otros candidatos, las que las han convertido en las nuevas chicas del equipo universitario UVigo Motorsport. Seis alumnas capitaneadas por la tutora del equipo, Ana Mejía, componen el sector femenino del grupo, que este año reducirá su participación en la Formula Student a dos competiciones.

"Era mucho trabajo, estabas 24 horas alerta porque si aparecía algún problema tenías que arreglarlo en el momento", explica Noemí Alonso, la única chica que ya era integrante del equipo el año pasado. Esa carga de trabajo fue la que obligó al grupo a buscar nuevos miembros. "Abrimos la convocatoria incluso a otras ingenierías, pero no se presentaron", aclara Alonso. Entre los 80 candidatos resultaron elegidas cinco féminas de diferentes especialidades: Ana de San Ildefonso, Nerea Freijeiro, Noelia Márquez, Claudia Otero y Laura Rodal.

"No es más que un reflejo de la escuela", apunta Mejía. "Ampliar el equipo era una necesidad y escogieron los perfiles que más se adecuaron, así que la incorporación de las chicas se hizo de manera natural".

Las alumnas coinciden en destacar que lo importante es el proyecto que tienen entre manos. "Este siempre ha sido mi mundo y he trabajado duro para poder estar en un proyecto como este, es un sueño para mí", confiesa Rodal. Ella trabaja en el departamento de propulsión, en donde se encargan de "poner a punto" el motor. "Somos el corazón del monoplaza", resume.

Cada una cumple una función diferente, pero su nivel de implicación es el mismo y se nota en cómo hablan del proyecto. "Llama la atención a simple vista", describe San Ildefonso. Este año el equipo hará un mayor esfuerzo para transmitir su mismo espíritu a las empresas, de las que esperan obtener financiación. Necesitan 100.000 euros. Reconocen que es difícil porque, aunque todas se muestran interesadas cuando conocen el proyecto, la competición todavía no ha logrado aquí el prestigio del que sí disfruta en otras ciudades tras años de participación universitaria.

Las chicas señalan también un problema instaurado en el tejido empresarial: Casi ninguna firma tiene una partida de su presupuesto reservado para colaborar con otros proyectos, especialmente con la Universidad. Para convertirse en una inversión atractiva, este año elevarán sus esfuerzos para darse a conocer participando en más eventos en los que poder conectar con las empresas. Algunas de ellas serán las encargadas de "vender" el proyecto y lograr que los inversores se ilusionen por él tanto como ellas.

Pertenecer al equipo supone para todas la puesta en práctica de sus conocimientos y su ilusión por la ingeniería el mundo del motor: "Haces algo con lo que sueñas de pequeña, pero que crees que nunca pasa en la realidad, ¿Yo diseñando un monoplaza?", reflexiona Freijeiro. Otero añade la experiencia personal de "trabajar en equipo con personas de diferentes especialidades y con formaciones diferentes".