Los barcos pesqueros e incluso de recreo recogen a diario información sobre los fondos marinos que resultaría de interés para muchos grupos de investigación. La viguesa Noela Sánchez, especialista en técnicas acústicas, estudia el uso de estos instrumentos como herramientas low cost frente a los aparatos más sofisticados y costosos que se utilizan en las campañas oceanográficas y cuyo acceso está reservado para pocos expertos.

"Estamos hablando de equipos que cuestan unos 1.000 euros, mientras que las sondas científicas más baratas rondan los 20.000 y están alejadas de lo que sería un investigador base. Si esta posibilidad ya es importante para Europa debido a los recortes por la crisis, el interés aún es mayor en países con menos recursos. Abriría las puertas a cualquier grupo de investigación interesado y podría ser una motivación para los responsables de los barcos ceder estos datos con los que no hacen nada y que solo tendrían que guardar en una tarjeta", explica.

Licenciada en Ciencias del Mar, en Vigo, Sánchez se doctoró por la Universidad de A Coruña con un trabajo sobre el uso de técnicas acústicas y software libre que desarrolló durante dos años en el Centro Nacional Patagónico, perteneciente al CONICET, el principal organismo argentino para la promoción de la investigación y similar al CSIC español.

Con los datos reales adquiridos durante su estancia en Argentina, la experta comprueba ahora la fiabilidad de estas sondas de bajo coste para realizar cartografías básicas de los fondos que incluyan zonas de arena y rocas o también vegetación. En sus estudios colabora con el físico teórico Daniel Rodríguez, de la UNED, que fue codirector de su tesis junto a Juan Freire, de la universidad herculina.

"Todo lo que suponga evitar un día de campaña con un buque científico supone un ahorro muy grande. El uso de estas herramientas tampoco lo sustituye por completo pero una vez que el sistema esté calibrado permitirá evitar tener que salir al mar todos los meses", destaca.

Además de trabajar en el campo de la acústica, Sánchez también investiga la aplicación de la teledetección óptica a través de satélites, área en la que participa en un proyecto de la Asociación Europea de Teledetección. "Se trata de buscar metodologías para sacarle el mayor rendimiento posible. Los satélites Landsat de la NASA, por ejemplo, permiten a cualquier persona obtener imágenes gratuitas con 30 metros de resolución", revela.

Sánchez desarrolla sus estudios dentro del grupo de Oceanografía Física (Gofuvi), pero en abril regresará al Centro Nacional Patagónico. "Aquí se me acaba la beca y ellos me ofrecen un contrato indefinido. Por un lado da pena, pero me voy a un grupo muy bueno dirigido por Ana Parma. Ella es especialista en gestión de pesquerías, pero el equipo es interdisciplinar y hay gente trabajando en el ámbito molecular o en pesca de arrecife", apunta.

El centro se encuentra en la península Valdés: "Es un lugar precioso. Es patrimonio de la humanidad porque allí crían ballenas y pingüinos y geográficamente también es muy interesante porque se forman varios golfos".