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Fue noticia en 1963

El tren cambia la ciudad

La inauguración de la vía entre Chapela y Guixar supuso un gran avance para Vigo

La locomotora 1814 realiza el viaje inaugural. // FdV

La inauguración de la vía férrea entre Chapela y Guixar, de 6,3 kilómetros de recorrido, se convirtió en un gran acontecimiento en el mes de febrero de 1963. Se necesitó un tren compuesto por una máquina y tres vagones, y la locomotora llevaba el número 1814, para que las autoridades pudieran realizar el recorrido. Jorge Vigón, ministro de Obras Públicas, fue la máxima autoridad. También estaban el alcalde de Vigo, Alberto Varela Grandal, los responsables de la Diputación de Pontevedra y Carlos Roa, director general de Renfe. Las crónicas de la época dejan constancia de la importancia de la obra.

Se diseñó con doble vía, pero solo se construyó una. Los trenes procedentes de Ourense podrían acceder al puerto a través de Redondela y en Chapela se desviaban hasta el puerto de Vigo. Debían atravesar el túnel de 1.121 metros en A Guía, así como un paso a nivel en Teis. Las vías terminaban en la llamada Factoría de Viajeros del Muelle de Trasatlánticos.

El nuevo enlace tendría muchas ventajas. Las más importantes eran para las mercancías, ya que se ofrecía un servicio rápido de transporte a través del tren. El otro para los pasajeros de los grandes buques que llegaban a Vigo de forma regular. Se evitaba tener que trasladarse a la estación de Urzáiz. Por lo tanto, la gran inversión realizada sería amortizada en poco tiempo, según destacaban las autoridades. El día de la inauguración se encontraba en Vigo el trasatlántico Santa María que fue visitado por las autoridades y comprobaron el fácil acceso desde el muelle al tren de los viajeros. La Estación Marítima se había puesto en servicio pocos años antes. Además, también se contemplaba la mejora de las comunicaciones con la lonja viguesa y sus consiguientes beneficios. El transporte de pescado, sobre todo a Madrid, se había convertido en un gran negocio y por la nueva vía también comenzaron a circular vagones que partían durante la madrugada hacia su destino.

El proyecto de ejecución de este vial ferroviario también incluía la posibilidad de construir una nueva estación. Para ello, la Junta de Obras del Puerto puso a disposición de Renfe más de 100.000 metros cuadrados. También el Club de Campo, que poseía algunos terrenos en la zona, estaba dispuesto a colaborar. El lugar elegido estaba próximo a la calle García Barbón. Sin embargo, nunca se llegó a realizar.

Sin embargo, lo más importante estaba construido y los vecinos de las calles más céntricas de Vigo se alegraron con ello. Con la puesta en servicio del nuevo ramal se eliminaba el que existía entre Urzáiz y el puerto. Era peligroso, con un desnivel de 42 metros y en el que se habían producido numerosos accidentes. Para poder transportar las mercancías se llegaban a necesitar hasta tres locomotoras. Además, los trenes circulaban muy lentos y eran ruidosos. Muchos reclamaban una solución a un problema que era grave, ya que incluso algunas casas habían sufrido desperfectos.

El arreglo llegó en 1963. Pero mucho antes, en 1882, Carlos Cardena, uno de los componentes de una comisión técnica para el desarrollo el ferrocarril en la ciudad, presentó un proyecto idéntico al que se ejecutó mucho tiempo después. También incluía el desvío de los trenes desde Chapela hasta el puerto. Su sugerencia quedó en el olvido. Los planos todavía se conservan y son muy similares al que se realizaron después. Algunas fuentes incluso afirman que se trata de un copia.

La importancia de la nueva vía de comunicación ferroviaria con el puerto quedó reflejada en numerosos detalles durante la inauguración. En Chapela se construyeron casas para los trabajadores de la compañía ferroviaria, que apostaba mucho por este proyecto. Ese mismo día quedaron inauguradas también las nuevas instalaciones de la estación de Redondela. Las autoridades se reunieron después de un almuerzo en Castrelos y allí Alberto Varela, el alcalde, aprovechó para solicitar a Jorge Vigón, el ministro de Obras Públicas, diversas inversiones para la ciudad.

El regidor municipal quería mejorar el abastecimiento de aguas a Vigo desde el Oitavén. También pidió inversiones en las principales carreteras de acceso a Vigo. El ministro no prometió nada, pero detalló que al año siguiente, en 1964, llegaría el Talgo a la ciudad por primera vez. Ese acontecimiento ya pertenece a otro capítulo importante de la historia de la ciudad.

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