El alcalde de Oporto parece dispuesto a dar la batalla para frenar a toda costa el despegue del vuelo Vigo-Lisboa que TAP está ya comercializando a partir del 1 de julio. Tras varias semanas criticando su apertura y alertando de que restará pasaje a Sá Carneiro en favor de Peinador, el independiente Rui Moreira elevó ayer el tono de sus declaraciones. Y lo hizo tachando esta decisión de la compañía lusa de "broma de mal gusto" . Pero además, considera que se trata de una "provocación", por lo que no vaciló en pedir la intervención del Gobierno central para que no se lleve a cabo.

Rui Moreira salió de nuevo en contra del vuelo Vigo-Lisboa aprovechando el anuncio del Ejecutivo portugués de que recuperará el control del 50% de la compañía frente al 34% que tenía el anterior Gobierno luso. "Si es un activo estratégico, y si van a pagar a TAP con nuestros impuestos, debe prestar un servicio público. Y el servicio público pasa por garantizar los servicios desde el aeropuerto de Oporto", remarcó el líder de la Cámara portuense.

Con este argumento, Rui Moreira hizo hincapié en que debe ser el Gobierno el que garantice dicha prestación en favor de la terminal de Oporto e insistió que entre las primeras acciones de TAP debe ser la de acabar con lo que considera "la broma de Galicia".

Curiosamente este llamamiento para cancelar un vuelo que está ya programado y para el que hay demanda suficiente desde Peinador, según remarcó en una entrevista a FARO DE VIGO el director general de TAP en España, Paulo Henrique Salles, contrasta con los discursos continuos desde Oporto -particularmente desde la dirección de Sá Carneiro- para dejar que sea el mercado el que regule la demanda aeroportuaria en la Eurorregión. Y éste es el criterio de TAP para poner el Vigo-Lisboa, ruta por la que no recibirá apoyo público ninguno. Sin embargo, cuando por primera vez Peinador logra captar una aerolínea y ruta que puede restar viajeros a Sá Carneiro, su alcalde y las fuerzas vivas de Oporto ponen el grito en el cielo. Una postura que evidencia todavía más las advertencias lanzadas históricamente desde Vigo sobre que la terminal portuense daña a la olívica y no a las otras dos gallegas. De hecho, TAP lleva muchos años conectando A Coruña con Lisboa con un vuelo diario sin que nadie en Oporto levantara la voz por esta ruta. Sin embargo, ahora que se abre en Vigo y entra en competencia real con Sá Carneiro, saltan las alarmas al otro lado de la frontera.

Demanda

Según cifró a FARO el director general en España de TAP, la aerolínea mueve cada año unos 45.000 vigueses (solo ida) en autobuses a Oporto, desde donde se suben luego a sus vuelos, la mayoría internacionales y de largo radio. Ante este elevado número de pasajeros, la compañía ha optado por poner el vuelo en Vigo, lo que sin duda afectará a Sá Carneiro, pero beneficiará a los miles de pasajeros gallegos que se ven obligados a ir a Oporto. Pero ello no gusta ni al alcalde de Oporto, ni a comerciantes y otros agentes sociales portuenses, que también ha expresado su malestar.

El objetivo de Rui Moreira es que TAP, aprovechando ahora que el Gobierno ha recuperado el 50% del control de la aerolínea, deje al menos todo como estaba. "Pretendemos que por lo menos aquello que había sido anunciado por los privados (en relación a la apertura del Vigo-Lisboa y la supresión de rutas desde Oporto) deje de hacerse", pidió el máximo responsable portuense. Entre otras demandas, solicita también que no se supriman los vuelos de TAP desde Sá Carneiro a Milán, Roma, Bruselas o Barcelona.

El anterior ejecutivo luso cerró la venta del 61% de TAP en noviembre de 2015 con los empresarios que lideran el consorcio Gateway --el director ejecutivo de la aerolínea brasileña Azul, David Neeleman, y el empresario portugués Humberto Pedrosa-- por 354 millones de euros, con una inyección de 10 millones para el Estado portugués, con la intención de vender el resto del capital. Ahora, y aunque la gestión seguirá siendo privada, el consorcio Gateway y el Estado luso tendrán el mismo número de miembros en el consejo de administración de TAP, a pesar de que la participación del consorcio por ahora formalmente sólo es del 45%. El 5% restante de la empresa está reservado para los empleados, pero el consorcio puede llegar a comprar esas acciones.

Fuentes oficiales de la aerolínea aseguraron a este periódico que este cambio no ha supuesto un replanteamiento del vuelo Vigo-Lisboa. "Según el acuerdo divulgado, el plan estratégico de la compañía se mantiene igual. No tenemos indicación de ninguna alteración al plano y los vuelos de Vigo están en sistema. Hasta la fecha todo se mantiene como previsto", aseguró un portavoz oficial.