Salir de la reunión con una vía abierta para el consenso no fue fácil. Pronto se hizo patente que la cumbre de los alcaldes con Alfonso Rueda y Ethel Vázquez se iba a alargar. "Hay mucho que desenrocar", sintetizaba brevemente el alcalde de Cangas a los periodistas tras salir un momento cuando ya habría transcurrido una hora y media de debate. Desde fuera de la sala de juntas de la primera planta de la sede de la Xunta se escuchaban partes sueltas de las intervenciones de Caballero, otros regidores y el vicepresidente autonómico cuando elevaban la voz, lo que ocurrió durante gran parte de la cita. Solo en los últimos quince minutos parecieron relajarse los ánimos, y finalmente, una vez que se abrió la puerta, la mayoría de los asistentes se quedaron charlando dentro, entre ellos distendidamente Caballero y Rueda. En esta ocasión no hubo foto de familia, como en la anterior cumbre, pero el resultado, no sin pocos atrancos, fue positivo.

Las posiciones estaban enrocadas al comienzo, ya que las propuestas del alcalde de Vigo y la Xunta son diametralmente opuestas. "Excluyentes", según resumió después Rueda. Caballero descarta de plano ceder la competencia del transporte urbano, y el Gobierno gallego llevaba un planteamiento de redacción en el que el Área asume, además de las líneas entre municipios, el servicio que ahora opera Vitrasa.

Caballero contaba con el aval de la cumbre que organizó el lunes a su propuesta de articular el transporte urbano y metropolitano a través de un comité de coordinación. Ningún regidor quiere imponer a Vigo que ceda el transporte urbano. No obstante, incluso algunos de sus aliados consideran que el comité no puede ceñirse a una figura decorativa sin capacidad real de decisión y, según asistentes a la reunión, incidieron en la necesidad de que el Concello olívico se implique a fondo en el transporte metropolitano. De otro modo, indicaron en algunas intervenciones, estaría en duda la operatividad del Área.

El alcalde vigués lo garantizó y como señal se comprometió a retomar la entrada de Vigo en el sistema vigente, estudiando los costes y analizando las condiciones. Caballero está convencido de que en dos meses puede haber un plan provisional hasta la entrada en vigor del Área con mejoras para la conexión entre la ciudad y los municipios del entorno y la coordinación de las líneas interurbanas con el Vitrasa.

"Va para largo", comentaba pasadas dos horas Emiliano Lage, alcalde de Fornelos, quien también salió un minuto de la reunión, y con un gesto moviendo la mano hacía ver que las cosas dentro no iban muy bien. Algunos de los asistentes consultados explicaron que su impresión era que la Xunta "iba al principio con la idea de romper". Rueda, al término, señaló que el resultado, al aceptar el Gobierno gallego una posible vía alternativa a su propuesta, demuestra su vocación de llegar a un acuerdo y que "no hay líneas rojas ni vetos".

Cuando ya habían transcurrido dos horas y media se empezó a abordar la posibilidad de una redacción que conjugase las dos posturas a través de un comité de coordinación con peso. Poco después el ambiente se relajó y se escucharon incluso carcajadas. La reunión acabó a las nueve y media y los alcaldes todavía se quedaron charlando dentro relajadamente.