Con un código de barras y otro alfanumérico se identifica a cada uno de los 240 pacientes que, de media, entran al por la puerta de urgencias de Povisa. Con una copia de los mismos, los acompañantes que aguardan en ella pueden informarse en tiempo real del itinerario que está recorriendo en su atención, la fase en la que se encuentra, las pruebas que se le han realizado y las que están pendientes. El sistema ha superado su primer año de pruebas y ajustes y el hospital prevé incorporar la próxima semana una nueva funcionalidad: comunicar los tiempos estimados de atención.

El proyecto, bautizado como Traza, fue presentado ayer por la directora de Calidad y Enfermería, María Antonio Muñoz, que destaca la mejora en los derechos de los pacientes que supone" y su carácter "innovador" en España. El paciente lleva el código de barras en la pulsera identificativa y, con un lector, le registran en los departamentos por los que pase o en las pruebas que haga, lo que evita confusiones. A través de un monitor instalado en la sala de espera y con el código, sus acompañantes podrán seguir este itinerario, sin que figure el nombre, por confidencialidad. La próxima semana se ampliará la información facilitada con la estimación del tiempo que tardará el diagnóstico y la atención. El responsable del departamento de Informática, Juan Brea, explica que se calcula mediante un algoritmo, en base a la respuesta en las dos horas anteriores y ajustándolo a los reales. En la sala de espera hay otra pantalla para llamar a los familiares por el código alfanumérico.

Además de la mayor tranquilidad para los acompañantes, el sistema libera a los profesionales de atender estas consultas y les confiere más seguridad, según cuenta la supervisora de Enfermería del servicio, María José Tizón. Y es que incorpora un protocolo informático de alertas que advierte sobre la prioridad de determinados casos. El jefe de urgencias, Ángel Martín, detalla que existen tipos de enfermos preferentes -como el anciano frágil o el paciente con síndrome de espectro autista- y patologías prioritarias -como el dolor torácico o el ictus-. Estos últimos pasan por delante de los pacientes ingresados en el servicio, para su inmediata atención. El doctor Martín señala que da mayor tranquilidad al profesional, en especial, en los picos de demanda, cuando pueden entrar hasta tres casos por minuto.

Tras el registro en recepción, el siguiente paso es la valoración en la RAC -recepción y acogida, que en el Sergas se denomina sala de triaje-. El programa informático ayuda al profesional a recoger datos para su correcta atención - alergias, antecedentes, constantes, intensidad del dolor...- y estima su prioridad de forma automática. Si es preferente, salta una alarma en las pantallas de todo el servicio.