Tener controlado cada espacio de un hospital de las dimensiones del Álvaro Cunqueiro es una tarea compleja. Para los sindicatos, el suceso de la madrugada del jueves revela un "punto débil" en la seguridad. Consideran que el acceso por la puerta principal de hospitalización debería estar vigilado y así se lo trasladaron a la Gerencia. La Administración apunta que no es la única entrada -ni la más utilizada- ya que hay múltiples conexiones por ascensor con el aparcamiento.

Para controlar los 150.000 metros cuadrados construidos del hospital calculan que hay instaladas unas 200 cámaras, cuya grabación se activa con detectores de movimiento. Desde un puesto de control, con no muchas pantallas, se pueden visionar las imágenes. Verlas todas en tiempo real sería imposible, por lo que se centran en las que hay personas. El pasillo en el que se desplomó la mujer, a esa hora de la madrugada, es muy poco transitado. Los trabajadores, de hecho, no se desplazan sin móvil por si les pasa algo.

Del servicio de vigilancia se hace cargo la concesionaria. CSIF advierte del riesgo de dejar estos servicios en manos de empresas, que ajustan en recursos humanos para tener beneficios.