Las consultas de Pediatría del centro hospitalario Povisa vivieron ayer una jornada inaugural. La nueva planta dedicada a atender a los niños menores de 15 años ofrece un entorno adaptado a las necesidades tanto de pacientes como de profesionales, con accesos más cómodos y espacios abiertos.

La nueva zona, de 230 metros cuadrados, cuenta con el mismo número de consultas, seis, pero con un mejor servicio. El principal cambio es la eliminación de barreras arquitectónicas, por lo que los padres pueden transitar con los carritos de bebé u otros aparatos con menor dificultad. Además, la planta se ha instalado en el semisótano para que el acceso sea más cómodo desde la calle Barcelona. La sala de espera se ha ampliado y cuenta con una otra independiente para juegos.

"El entorno es el adecuado para la edad de sus pacientes, con distracciones para los niños como televisores y juguetes apropiados con los que no se pueden dañar", explica el director asistencial, Luis Geremías. Asegura que los cambios son tanto para los profesionales como para los pacientes y los padres, ya que todos encontrarán entornos más cómodos y amplios en los que desarrollarse mejor.

La renovación del área de consultas pediátricas tendrá también su reflejo en el exterior. La fachada quebrada ha sido sustituida por otra totalmente recta y cubierta por un mármol negro, en lo que es el inicio de un cambio total y progresivo de la fisonomía exterior del hospital.

Los cambios tanto de la estructura interna como de la externa responden a una nueva estética que Povisa quiere adquirir siguiendo las necesidades de sus pacientes y profesionales. Desde el centro informan de que son los primeros cambios efectivos, pero no los últimos.

Una inauguración especial

Aunque las consultas de Pediatría del centro hospitalario están operativas desde el pasado lunes, fue ayer cuando vivieron su singular inauguración ya que fueron los Reyes Magos los encargados de tal evento. Horas antes de la cabalgata que recorrió la ciudad, sus Majestades acudieron a saludar a los niños del área y repartirles caramelos. "Fue un momento muy bonito, los Reyes se detuvieron mucho tiempo con ellos y sus caras eran de expectación, aunque algunos también de susto", describe Geremías.

Sus majestades tuvieron también tiempo para visitar a algunos enfermos mayores, a quienes les desearon un pronto regreso a casa. "Ver una cara amable para ellos también es importante, lo convierte en un día diferente", apunta el profesional.