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Fue noticia en 1903

Un mercado con gran estilo

A Laxe acogió uno de espacios más emblemáticos para la venta de productos

Imagen del mercado de A Laxe, hoy desaparecido, en 1927. // FDV

El Ayuntamiento de Vigo inició a finales del siglo XIX un proyecto para regularizar la venta ambulante, una actividad que se desarrollaba en numerosos lugares de la ciudad sin control. Cabral, el Calvario, Arenal y, sobre todo, el inicio de la carretera hacia Baiona, cerca de As Travesas, eran los sitios donde se concentraban de manera habitual los vendedores. Se estableció una normativa sanitaria y también se querían recaudar impuestos. Sin embargo, pocos aceptaban estas normas. Las multas eran constantes.

Desde la institución municipal se invirtieron tres millones de pesetas, una fuerte cantidad de dinero en aquella época, para construir varios mercados. Uno de los más importantes se instalaría en A Laxe. El diseño fue encargado a los hermanos Benito y Manuel Gómez Román. Las obras se iniciaron en 1900 y concluyeron justo tres años después. El nuevo mercado fue ocupado por primera vez el 24 de diciembre de 1903.

El ayuntamiento obligó a todos los que se dedicaban a la venta de pescado y otros productos frescos a instalarse en ese lugar. Les ofrecía un alquiler muy bajo y además unas instalaciones que calificaban de modernas y con todas las garantías sanitarias. Trasladarse allí era obligatorio. Quedaba prohibida la venta ambulante en todas la calles. Los que no aceptaran esta imposición recibirían fuertes multas.

El traslado de los vendedores que ocupaban otros espacios en la ciudad no resultó sencillo. Se prolongó durante varias semanas. Las autoridades no aplicaban la ley a rajatabla. Muchas de esas personas se negaban a estar en el nuevo mercado, ya que consideraban que perdían clientes. Sin embargo, la mayor presencia de vendedores en A Laxe provocaba la afluencia de compradores. La situación se regularizó casi un año después, según se desvela en las crónicas que publicada el Decano de forma regular. Además, se destacaba las facilidades para acceder al recinto.

El nuevo mercado, que también se llamaba La Plaza, acogió a multitud de vendedoras que realizaban su actividad cerca de la lonja y en la calle. Todas se trasladaron a la primera planta. El resto, aquellos que vendían frutas y hortalizas, estarían en la segunda.

La superficie total era de 2.000 metros cuadrados. El diseño había sido inspirado en instalaciones similares que existían en París. Para poder construirlo se utilizó piedra, hierro fundido y cristal. El mercado ofrecía también electricidad y se encontraba ubicado al lado del Hotel Continental, otro de los símbolos arquitectónico de Vigo.

Además de los vendedores vigueses, el mercado de A Laxe acogió a los procedentes de otros lugares. Muchos se trasladaron allí. En los meses siguientes a su inauguración se recibieron peticiones procedentes de personas de Cangas y Moaña. Desde allí traían sus productos a primera hora de la mañana en los barcos que cubrían las rutas con esas poblaciones.

El mercado de A Laxe también propició la desaparición de numerosos mercadillos. Los vecinos de la ciudad se acostumbraron a acudir a este centro, así como a otros como el Berbés o el Progreso, que ya funcionaban con anterioridad. Varios años después se construyó el actual del Calvario.

Sin embargo, el emblemático mercado tuvo que soportar una gran presión para mantenerse en pie. Su privilegiada situación, al borde del mar, cerca de la lonja y con buenas comunicaciones, era un objeto de deseo para desarrollar planes urbanísticos. En 1935 se intentó construir en el mismo lugar un hotel, utilizando parte de las instalaciones. El proyecto no se realizó al no contar con el permiso municipal y la fuerte oposición de los vendedores.

Fue en 1955 cuando tuvo lugar otro intento para que desapareciera. El Ayuntamiento de Vigo elaboró un proyecto para convertir el espacio en una Casa de la Cultura y también desarrollar la iniciativa de instalar lo que se llamaría Casa de América. Para ello incluso llegó a destinar una inversión de 207 millones de pesetas. Pero el mercado de A Laxe también aguantó el órdago y se mantuvo en pie.

Sin embargo, en 1968 fue derribado. Se produjeron intensas críticas a la decisión que adoptó Rafael J. Portanet, el alcalde de la ciudad en aquellos momentos. La emblemática construcción dio paso al actual Hotel Bahía, un edificio de 19 plantas que fue inaugurado en 1971.

De esa forma desapareció un mercado que era considerado como uno de los más importantes de la ciudad y que se inauguró durante la Navidad de 1903. En muchos documentos históricos se destaca la especial simbología de su construcción y se critica que no se conservara como un símbolo de la arquitectura de aquella época.

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