Primero fueron la juez y el fiscal quienes denunciaron la falta de medios del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo. A continuación funcionarios de esta sala advirtieron las dificultades por las que atraviesa el juzgado especializado en malos tratos, que por exceso de casos funciona casi como una sala de guardia y ahora se unen a esta reivindicación diversos colectivos relacionados con la violencia machista. Pero van un paso más allá. No solo denuncian la escasez de personal sino consideran que hay fallos y carencias "gravísimas" en el proceso desde que una mujer acude a comisaría hasta que se toman las diligencias oportunas al caso.

Este cúmulo de trabajo, denuncias y papeleo unido a la falta de soluciones a las demandas ha propiciado la creación de grupos de trabajo para luchar contra la violencia machista. Los colectivos que conforman esta agrupación lo componen abogados, psiquiatras, cuerpos de la Policía Local y Guardia Civil, funcionarios del juzgado y miembros de asociaciones de ayuda a mujeres maltratadas.

La primera piedra de la construcción de este grupo de trabajo se colocó ayer con la celebración de una mesa redonda en la que participaron miembros de los anteriores colectivos.

Aumento de competencias

Los allí reunidos coincidieron en reconocer que el problema se acrecentó una vez entrado el verano por varios motivos. La letrada Ana María García reconoció que la carga de competencia por parte de los juzgados de Violencia se ha incrementado desde el uno de julio al incorporarse a su materia cargos de los que antes no se ocupaban y lo que antes eran faltas ahora se contemplan como delitos. "El matrimonio forzado, casos de violación a la intimidad, quebrantamiento de órdenes, amenzas...se ha producido una ampliación de competencia pero sin los consiguientes refuerzos", afirma la abogada.

Actualmente en el Juzgado de Violencia de Vigo trabajan ocho funcionarios, que contando al de guardia, fiscal y juez forman un total de once trabajadores.

Desde el mes de julio han estado completamente saturados debido, a expensas del aumento de competencias, de la subida del número de denuncias de maltrato.

En lo que va de año la sala de Violencia de Vigo registró 860 asuntos nuevos, lo que supone una media de tres diarios, además se emitieron más de 300 órdenes de protección a mujeres, donde la mayoría de los casos corresponden a órdenes de alejamiento e imposibilidad de comunicación y se han distribuido cuatro pulseras de vigilancia a los agresoras, con una quinta ya en camino. "Es demasiada carga de trabajo, mientras un juzgado de Instrucción está siete semanas de baja, el de Violencia lo está los 365 días del año. Yo quiero que mis clientes reciban un trato especializado, por lo que es necesario un nuevo juzgado", añadió la letrada experta en casos de violencia machista.

Por su parte, María José, gestora procesal del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, reconoce que el problema no reside solo en el tema propiamente jurídico, sino en todo el proceso previo a la causa. "Hay una falta de control total sobre víctima y agresor. No disponemos de salas adecuadas a las necesidades de las personas, no hay protocolos de actuación coordinados con otras unidades, todo eso determina en la calidad del servicio que ofrecemos a la mujer, que ya por si sola está aterrada. Esto no ayuda para nada", afirma la funcionaria.

José Manuel Carballo, miembro del colectivo SUP (Sindicato Unificado de Policía) añade un problema a esta larga lista de trabas que dificultan el correcto funcionamiento del Juzgado como es la falta de formación específica. "A nosotros nadie nos ha dicho cómo debemos actuar ante una mujer que llega diciendo que su pareja o su marido le ha pegado. Actúas muchas veces por sentido común o incluso mecánicamente. Nosotros estamos a más cosas, igual llevamos horas gestionando varias denuncias y a última hora te llega una mujer por violencia de género. Tienes que cambiar el chip completamente y no estás espabilado. Necesitamos más personal y una formación sobre un problema que se está en alza día tras día", afirma el agente.

Toda esta sobrecarga de trabajo no es algo puntual por ello exigen la ampliación de un Juzgado más en Violencia. Al día pueden tener lugar siete u ocho juicios rápidos, provocando que las medidas cautelares salgan a los cuatro o cinco meses o aceptar medidas de protección sin estudiar a fondo el caso por miedo "a que ocurra alguna desgracia". "La mujer llega toda nerviosa a los juzgados y el trato que recibe no es el correcto, no por parte de los funcionarios, sino porque el control no es el correcto. Luego a veces esperar a que salga el juicio, eso va mermando más y más a la mujer que incluso puede llegar a retirar la denuncia o ser instigada por familiares para que lo haga", explicaba Eugenia, que día tras día recibe llamadas de mujeres solicitando ayuda, vivienda o acompañamiento a juicios por casos de violencia de género.

Esta mesa redonda se ha llevado a cabo en el quinto día del parón de funcionarios del Juzgado por este exceso de trabajo y falta de personal y medios. No fue necesario suspender ningún juicio aunque sí ha sido pospuesto para el lunes la decisión de la colocación de una pulsera de vigilancia a un varón.