-¿Cómo ve la oferta de ópera en Galicia?
-No está mal, pero sobre todo en A Coruña. Es enorme y de un nivel altísimo. En Santiago, la Real Filharmonía hace lo que puede, pero entre otras cosas, le falta un teatro lírico. En Vigo se nota una evolución clara, una intención de ir hacia otro nivel, pero es complicado. Para montar esta ópera estamos trabajando en unas condiciones difíciles y tenemos que arrimar mucho el hombro. Los cantantes también. Tienen un presupuesto ajustado y el teatro les cuesta una pasta. Están haciendo un esfuerzo tremendo y un trabajo fantástico. Creo que debería recibir un poco más de apoyo si quieren pegar el salto cualitativo para acercarse más a lo que tiene A Coruña, por ejemplo.
-¿Tres funciones por temporada para una ciudad como Vigo es suficiente?
-Hay dos lecturas. Una es que hay que generar un público porque hay que vender las entradas. En A Coruña hay 1.700 butacas, se hacen dos funciones y se venden.
-¿Quizá porque la oferta disponible ha creado afición?
-Sí y esa es la parte que, aquí, los Amigos de la ópera están haciendo muy bien. Están generando un público. No existe un espectáculo más brutal por la conjunción de tanta gente, pero es caro. Con el presupuesto que tienen ahora Amigos de la Ópera de Vigo hacen maravillas.
