Los responsables del tradicional concurso de rondallas siguen aferrados al intento de recuperar el certamen, suspendido por la negativa de la Diputación a su financiamiento de 80.000 euros.

Sus organizadores han expresado a través de un comunicado su malestar afirmando que se está "dejando morir al evento cultural de mayor concurrencia en la ciudad". La razón de peso que defienden y que discrepa completamente de los argumentos de la presidenta provincial Carmela Silva es la financiación. Explican que 60.000 euros se emplean en el pago de las tasas por el uso de las instalaciones, pero que los 20.000 restantes benefician directamente a empresas de la provincia como seguridad, limpieza, gráficas, entre otras". Muchas de las rondallas se mantienen activas solo por el concurso, sin él, no solo desaparecerían, sino que se perdería la función vertebradora que aportan a la sociedad, ya que se trata de "formaciones intergeneracionales que fomentan el respeto a los mayores además de alejar a los jóvenes de hábitos no saludables".

Confían en que Concello y Diputación se replanteen la continuación de una auténtica tradición para la ciudad.