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Carballal: "El derecho está en los libros, pero también en la vida; y eso te lo da la experiencia"

El magistrado recibe la felicitación del Poder Judicial tras dictar 148 fallos y poner un juzgado al día

Carballal, en su despacho del Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo al que acaba de incorporarse esta semana. // Ricardo Grobas

Primero ejerció como abogado y ya lleva casi diez años como juez. El magistrado Juan Carlos Carballal acaba de ser reconocido por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por su "extraordinaria dedicación" durante seis meses en un juzgado civil de Pontevedra al mismo tiempo que seguía en el de Primera Instancia de Vigo cuya plaza ocupó hasta hace escasas semanas, ya que acaba de incorporarse a otro de Instrucción también de la ciudad olívica.

-¿Cómo ha recibido la felicitación pública del CGPJ?

- La felicitación la acojo con orgullo, como un reconocimiento, pero no personal, sino a la labor del juzgado. Hay que elogiar el trabajo de los funcionarios y la secretaria del Juzgado de Primera Instancia 3 de Pontevedra. Yo me limité a resolver los procedimientos que estaban pendientes de sentencia. Y tuve gran colaboración de los abogados de esos procedimientos: en el 95% de los casos no solicitaron repetir el juicio. Se mostraron conformes con que analizase la grabación de la vista y se pusiera sentencia. Eso facilitó la rapidez en sentenciar.

- Los jueces tienen gran carga de trabajo, sobre todo en salas civiles desbordadas de casos por la crisis. ¿Fue complicado llevar dos juzgados de esta materia a la vez?

- Con buenos equipos de gente todo va encarrilado. La secretaria y los funcionarios del Juzgado de Primera Instancia 11 de Vigo son inmejorables y en Pontevedra también tuve personal muy profesional.

- En los seis meses en Pontevedra dictó 148 sentencias y 50 autos. Y a eso hay que sumar las resoluciones que puso en el juzgado vigués...

- Es cuestión de esfuerzo, disciplina y constancia. Te levantas temprano, te pones en el ordenador, ves vídeos de los juicios, tomas nota, analizas.... Es disciplina. Porque hay tiempo para todo. Tengo dos hijas a las que voy a buscar todas las tardes al colegio. No soy un héroe. Hay muchos compañeros con mayor volumen de trabajo que yo que no han tenido este reconocimiento. Aquí se trabaja mucho. Porque si no lo hacemos, no sacamos el papel.

-Empezó como juez en Cambados, donde dirigió operaciones contra el narcotráfico. Y al llegar a Vigo se incorporó a un juzgado civil, donde adoptó importantes resoluciones contra cláusulas abusivas de los bancos.

- Eso no fue iniciativa propia, vino impuesto por una doctrina que empezó a surgir del Tribunal de Justicia [de la UE] motivado por preguntas que le hicieron jueces españoles. En lo que respecta a los asuntos hipotecarios, prácticamente todo empezó con una cuestión prejudicial que planteó un juez de Barcelona. Y a partir de ahí surgió todo un boom. Esta nueva doctrina, esta nueva forma de plantear las relaciones entre empresario y consumidor, nos obligó a todos a actuar de otra forma. No quiere decir que lo que antes hacíamos no estuviera bien, sino que Europa nos ha dado otras directrices.

- Esta semana se ha incorporado al Juzgado de Instrucción 4 de Vigo. Lo hace tras entrar en vigor una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal precedida por críticas.

- No es mi función ni debo criticar de forma pública una ley que viene de una decisión del Parlamento español. Es la ley que tenemos y es la ley que debemos cumplir. Todos nos vamos a adaptar al nuevo marco legal y todos vamos a hacer nuestro trabajo con la mayor eficacia posible.

- Antes de juez ejerció como abogado, ¿cuál fue el motivo del cambio?

- Fue gracias a Luciano Varela [magistrado del Tribunal Supremo]. Me matriculé en un máster que él organizaba y me convenció para preparar lo que entonces era el tercer turno. Lo preparé con el que ahora es presidente del TSXG, Miguel Ángel Cadenas. Con él aprobé la oposición.

- Y esa experiencia previa como letrado, ¿le ayuda ahora?

-Sin duda. El derecho está en los libros, en los códigos?, pero también está en la vida. Cuando estaba en el juzgado de Cambados y veíamos problemas de tierras, venían personas mayores y te dabas cuenta que sabían ellos más de derecho que cualquiera de los que estábamos en la sala, jueces, abogados o fiscales. Porque al final el derecho es la vida. Y la costumbre, y la forma de interpretar... Y eso te lo da la experiencia.

- ¿La parte dura de su profesión?

- El otro día un compañero me decía: "Los expedientes no son un número, detrás hay personas". Y a veces nosotros los vemos de forma fría. Pero detrás hay una vida, una historia, unos problemas... Y esto se vio mucho en estos años de crisis. Era duro resolver un desahucio, una reclamación de cantidad... cuando veías situaciones de pura necesidad. Pero tu lo tienes que ver frío porque al final hay un contrato entre uno y otro, y que el que firma debe cumplir. Y esa es la vida que hay detrás de los números.

- La labor de un juez implica gran responsabilidad, ¿eso impone?

- Es nuestro trabajo. Claro que hay temas complicados, pero igual que un cirujano que tiene que operar a corazón abierto. O un periodista que va a cubrir un conflicto de guerra. Es más elogiable un policía que pone en riesgo su vida que un juez que, al fin y al cabo, trabaja en su despacho.

"Al día siguiente de empezar como juez me pidieron autorización para abordar un barco en alta mar"

  • - Empezó como juez en un juzgado de Cambados. Un primer destino complicado... - Cambados es un juzgado de pueblo y eso implica que es mixto, llevas civil y penal. Empecé con gran ilusión. Y la experiencia que adquirí fue positiva. Los seis años allí fueron fantásticos, me permitieron aprender mucho. Además tuve reconocimientos por parte de Policía y Guardia Civil, algo que te permite afrontar los problemas mejor.- ¿Fue una prueba de fuego?-Indudablemente. Cuando empiezas en un juzgado de pueblo y además de costa, porque aquí la costa tiene sus complicaciones, es como cuando un médico empieza en Urgencias, se ven todas las situaciones de mayor problemática y tensión.- Y allí, ¿cuándo le llegó su primer caso de narcotráfico?- Pués al día siguiente de tomar posesión. Me solicitaron autorización para abordar un barco en alta mar. Ese fue mi inicio en el juzgado.- ¿Cómo lo afrontó?- Con responsabilidad. Y ahí comprobé la unión que tiene esta carrera. Pedí ayuda a magistrados de la Audiencia Nacional, a los que no conocía personalmente, y me la dieron. Me dieron consejos de cómo enfrentarme a esas situaciones... Yo era novato, recurrí a gente con experiencia y me dijeron que estaban ahí para lo que necesitase.- ¿Y cómo acabó esa su primera operación?- Pues se hizo el abordaje, pero al final la operación no resultó positiva. Son cosas que a veces ocurren.- ¿Qué operativo destacaría en los años que lleva como juez?- Le tengo enorme cariño a la operación que hicimos una víspera de San Juan por el uso de dinamita para pescar sardina. Por la dificultad que tuvo y el buen éxito de la operación. Fue un gran trabajo por parte de la Guardia Civil de Pontevedra.

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