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Dos talentos "extraordinarios" forjados en la cantera de A Florida

La Xunta elige al violinista Carlos Hervés y el guitarrista Juan Arca entre los tres mejores alumnos de la última promoción de los conservatorios profesionales

Carlos Hervés, en un ensayo, con su violín. // Jesús de Arcos

De los tres alumnos escogidos por la Xunta como los mejores de la última promoción de los conservatorios profesionales gallegos, dos son de Vigo. La Consellería de Cultura ha reconocido al violinista Carlos Hervés Carrete y al guitarrista Juan Arca Figueroa como premios extraordinarios en enseñanzas artísticas del curso 2014-2015, un galardón que tiene en cuenta tanto su expediente académico como la interpretación de tres piezas o fragmentos de diferentes estilos.

Carlos Hervés, de 18 años, el premio es un reconocimiento tras "tantos años de trabajo". Su receta para lograr un buen expediente tiene la constancia y el esfuerzo como ingredientes principales, aunque entiende que depende de muchos factores. Decidió que quería aprender violín al escuchar a su hermana, dos años mayor tocarlo. A los ocho años empieza a estudiarlo en el conservatorio de Gondomar, pero al año siguiente accede ya al Profesional de Vigo, donde culminó la formación con el premio fin de grado. Desde entonces y hasta este curso, su profesor ha sido Mykolas Pocius.

El violinista vigués se ha trasladado este curso a Santiago para compaginar el estudio del grado de Física con las clases de la Escuela de Altos Estudios Musicales, con el profesor Nikolay Velikov. Fue premio infantil (2011) y honorífico (2014) en los David Russell y obtuvo el tercer puesto en la primera edición del Cidade de Vigo. No tiene claro por cuál se decantará en su futuro profesional. "La opción de Física me pareció más realista en este momento", explica. Confiesa que "asusta un poco" apostar por la música con las dificultades que hay para vivir de ella. "Es muy bonita, pero hay que ser muy bueno", sostiene. Pero no lo descarta. "Está en el aire". Convenció al jurado con las interpretaciones del adagio de la "Sonata nº 1" de Bach, el "Concierto para violín nº 5" de Mozart y la "Danza eslava nº 2" de Dvorak.

Para Juan Arca Figueroa, de 19 años, también fue su hermano mayor la influencia que le empujó a escoger su instrumento. Ya vivía la música desde preescolar, cuando les cantaba canciones de Serrat a las profesoras, pero fue la música de los grupos que le ponía su hermano a los 9 años -Mago de Oz, Bersuit Vergarabat y La Vela Puerca-, la que le hizo decantarse por la guitarra. Hoy opina de ella que es un instrumento "muy versátil" que le permite acceder a estilos más populares, y no limitarse al repertorio clásico. Ganó el premio extraordinario con la "Fuga 1001" de Bach, el "Preludio nº 5" de Villa-Lobos y el "Elogio de la danza" de Leo Brouwer.

El año pasado, mientras finalizaba el grado profesional, empezó Traducción e Interpretación. "Pero no es lo mío", señala y afirma: "Mi vida es la música, lo tengo claro". Aunque aprobó las pruebas para acceder este curso a la Musikene, de San Sebastián, ha optado por trasladarse a Madrid, para aprender de Miguel Trápaga. De cara al futuro, le gustaría ser parte de un proyecto multidisciplinar y no descarta la composición.

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