La visita a la residencia de J.C. resulta abrumadora. No hay pared ni rincón del que no cuelgue un cuadro con un cartelito que indica su numeración. Los hay de todos los tamaños -desde los cuatro metros a apenas 20 centímetros de ancho- pero hace tiempo que la colección supera con creces la extensión de las paredes de la casa. Así que algunas obras están apiladas en huecos de los pasillos de las primeras plantas y otras en expositores que penden del techo del sótano. Buena parte de las 300 obras que alberga este museo privado son de autores gallegos. Como Lugrís, Colmeiro, Heredero, Soutomayor, Xavier Pousa y sobre todo del vigués José Frau, "mi pintor favorito, un fauvista, el mejor de su clase en el mundo", afirma orgulloso su coleccionista.