El propietario del Sorolla que subasta el 16 de diciembre la sala Alcalá de Madrid lleva 35 años invirtiendo en arte. Es la primera vez, salvo una venta puntual al Concello de Vigo, que se desprende de una obra de su colección. Lo hace con bastante pesar pero convencido de la decisión: "Claro que me duele desprenderme de un cuadro pero solo lo hago porque tengo 79 años y llegó el momento en que si dejas esto a tus herederos acaba malvendiéndose", razona.

"Pero si no se vende bien ya me pensaré si vendo más cuadros", avisa, consciente de que el mercado del arte todavía sufre una fuerte depreciación por causa de la crisis económica. Además, aunque prefiere no reconocerlo, asegura que su cuadro "es mejor que el de la Thyssen". En este sentido, desde la sala Alcalá subrayan su "fabuloso trazado a nivel técnico y sus matices de colores".