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Fue noticia en 1900

Un emblema del transporte marítimo

El "La Guardia" fue un buque que cargaba madera en el playa de Coia

Poco antes de su botadura. // FdeV

El transporte marítimo tenía una gran importancia en 1900. Así quedaba demostrado en el fuerte crecimiento de la actividad en los puertos, sobre todo en el de Vigo. En ese año, un grupo de empresarios de Ponteareas lanzaron un gran proyecto industrial. Ricardo Sobrino, Ramón Sobrino, Vicente París, Juan Bautista París, Constantino Candeira y Matías Candeira encargaron en los astilleros de Cádiz la construcción del La Guardia. Su desafío: transportar madera desde Galicia hasta diversas ciudades del Mediterráneo. La villa pontevedresa sería el punto de partida, aunque más tarde también se incorporaría Vigo.

Toríbio Gaspar fue el ingeniero que diseñó el "impresionante buque", según reseñan las informaciones que recogió el Decano. Nunca antes se había conocido una embarcación con semejantes características. Tenía una eslora de 49 metros, ocho de manga, doce pies de calado y podía transportar en sus bodegas 618 toneladas de carga distribuidas en seis compartimentos. Se le dotó de un motor alemán con una potencia de 350 caballos. Tenía el casco de acero.

Manuel Zaragozano fue el primer capitán. El barco pronto comenzó a realizar la ruta entre A Guardia y diversos puertos del Mediterráneo. Transportaba madera, necesaria para numerosas industrias de aquella zona de España. Allí escaseaba el producto y era imprescindible para numerosas actividades.

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Las cargas se realizaban en una zona de la playa de Camposancos. Unas gabarras se encargaban de llevar la mercancía hasta la embarcación, que no podía acercarse al lugar al no tener el suficiente calado. La intención era también que realizara la carga incluso en Tui, pero se comprobó que era imposible. Los empresarios compraron un parcela de 438 metros cuadrados en Camposancos para realizar sus actividades. Al tratarse de un espacio público, tuvieron que pedir autorización a las autoridades. No hubo ninguna que pusiera trabas. Curiosamente, tampoco los responsables del ayuntamiento de Valença do Minho, según reflejan los documentos de la época. Al parecer, España y Portugal tenían en aquella etapa un convenio de colaboración para controlar ambas márgenes del río Miño. Cualquier obra necesitaba de la autorización de ambas partes.

El La Guardia se convirtió en un eficaz medio de transporte. Los empresarios buscaban también otros negocios. Y no dudaron en constituir, algunos de ellos, el Consorcio de Serranías del Miño, una empresa que tendría su sede en Vigo. Precisamente la playa de Coia se convirtió durante varios años en una zona para embarcar la madera.

También en ese lugar se constituyó la sociedad La Maderera Gallega. Esta empresa tenía como objetivo el envío de materiales al sur de España y también con el paso del tiempo a América. Para ello contaba con el La Guardia y también con otros barcos propios. Según queda reflejado en algunos documentos, la sociedad poseía en Coia una instalación de gran calidad e innovadora en aquella época. Algunos empresarios del comercio marítimo y también vecinos de la ciudad se acercaban a ver la "impresionante" embarcación.

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