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Los 5.000 castaños seteros de Vigo

Con la crisis y el desplome del mercado maderero se cultivaron 10 hectáreas de este árbol "microrrizado", que aporta castañas y boletus

Árboles con un triple aprovechamiento y gran resistencia // J. Lores

La crisis que hizo temblar la economía durante los últimos años enraíza también en los montes. Ante el desplome del precio de la madera -del 50% en algunos casos-, las comunidades de montes se han visto obligadas a diversificar su trabajo y buscar ingresos alternativos. Y en ese marco una de las apuestas que más éxito ha logrado es la plantación de castaño "microrrizado": ejemplares tratados con micelio de Boletus edulis

El presidente de la Mancomunidad de Montes de Vigo, Uxío González, explica que desde el inicio de la crisis la mayoría de las parroquias han apostado por las plantaciones de árboles "microrrizados". "En el conjunto de la mancomunidad puede haber unos 5.000 ejemplares, que se plantaron en los últimos seis años", anota González, quien avanza que el próximo millar se distribuirá a principios de 2016 entre diferentes montes. Prueba de su éxito es que de ser prácticamente residuales hace apenas una década, hoy ya ocupan cerca de diez hectáreas de bosque.

Los nuevos ejemplares ofrecen un triple aprovechamiento: producen castañas, madera y boletus, además de generar espacios agradables para los senderistas y ser útiles para usos sociales y educativos. "La idea es que, una vez que los árboles produzcan, se pueda contratar gente temporera para recoger las castañas y las setas", añade el presidente de la Mancomunidad.

De ese modo las parroquias logran variar su producción y no depender solo del mercado maderero, en el que -recuerda González- los precios siguen "estancados" tras "bajar una barbaridad" en el último lustro. A modo de ejemplo, señala que un lote que se pagaba en 2008 a 60 euros el metro cúbico, hoy se cotiza a menos de 30 euros. El desplome se debe en gran medida al "pinchazo" de la construcción y sus efectos se ven agravados por la caída de las ayudas públicas.

Aunque las plantaciones de castaños "microrrizados" se extendieron hace más de un lustro, las comunidades las plantean como una inversión a medio y largo plazo. Los árboles tardan años en crecer y alcanzar la madurez necesaria para producir castañas y boletus. Según aclaran los expertos, las setas empiezan a generarse en abundancia cuando el ejemplar ronda los 10 años. Gracias al proceso de "microrrizado", los árboles mejoran su acceso a los nutrientes básicos.

El castaño tratado no es la única apuesta de los montes de Vigo para diversificar sus usos. La comunidad de Candeán, por ejemplo, optó en 2013 por crear una plantación de olivos, con la que espera obtener aceitunas. Su presidente, Óscar Domínguez, detalla que en la actualidad la comunidad dispone de dos hectáreas dedicadas a este uso, en las que se distribuyen cerca de 2.000 árboles. La producción del preciado fruto tardará todavía varios años en aflorar con fuerza.

Otras ideas que manejan las comunidades del municipio son apostar por los frutos silvestres, realizar rutas turísticas o sacar partido de la biomasa. El objetivo no es solo buscar la rentabilidad, sino también aprovechar el monte y contribuir a su puesta en valor. Las iniciativas tienen un enfoque social y educativo.

Además de diversificar su actividad, las comunidades también se han lanzado en los últimos años ha lograr certificados oficiales que acrediten que manejan criterios ecológicos en el cuidado del monte. La mitad de las comunidades de Vigo dispone ya del sello que expide la Asociación para la Certificación Española Forestal (PEFC), un colectivo que promueve el uso respetuoso de los bosques. Las acreditaciones no solo constatan que en ellos se aplican criterios sostenibles -por ejemplo usando fertilizantes naturales o respetando la normativa de residuos-, sino que otorgan un valor añadido a la madera, por lo que los lotes revalorizan su precio.

La caída del 50% del valor de la madera ha llevado incluso a algunas parroquias a evitar sacar al mercado lotes para no "malvender". Ese escenario coincide con un aumento de los recursos que deben emplear las comunidades para "luchar" contra la acacia negra, una especie invasora que avanza con gran rapidez por la comunidad.

La Comunidad de Cabral estudia producir trufas en su territorio

  • La Comunidad de Montes de Cabral tiene entre manos un ambicioso proyecto para producir y recolectar trufas, un auténtico manjar que se cotiza como delicattesen. El colectivo plantea preparar un terreno de 1.500 metros cuadrados para comprobar -a modo de experiencia piloto- las posibilidades de cultivarlo.El presidente de la comunidad, Luis Rodríguez, explica que se trata de un "proyecto" y se muestra cauto pero también ilusionado sobre los resultados. "La tierra de Galicia no es la ideal, pero podemos probar. Me niego a admitir que el monte solo sirve para criar pinos y eucaliptos", comenta Rodríguez.El colectivo tratará el terreno seleccionado con el fin de modificar su pH -la acidez o alcalinidad- usando elementos naturales, como ceniza, y también empleará encina "microrrizada". Si el "estudio" avanza como esperan, la siembra podría realizarse en breve, entre diciembre y enero. Los resultados servirán de experiencia piloto para el futuro.El cultivo de la trufa no es frecuente en Galicia, ya que el suelo -a diferencia de otros países, como Francia, Italia o Japón- no resulta adecuado. Hace varios años una empresa decidió iniciar el cultivo de la preciada delicattesen en O Courel y Os Ancares, territorios donde el clima contribuye al crecimiento de este hongo, muy apreciado en la alta gastronomía y que llega a alcanzar en el mercado precios elevados.

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