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Lindbergh hace famoso el Miño

El prestigioso aviador de comienzos del siglo pasado tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia y provocó una gran expectación

Augusto Lindbergh, junto a un avión similar al que aterrizó en Tui.

Eran las tres de la tarde del 13 de noviembre de 1933. A esa hora, Charles Augusto Lindbergh posaba su hidroavión en las aguas del río Miño muy cerca de Caldelas de Tui. Procedía de Santoña (Santander) y realizaba un recorrido por toda Europa que tendría su final en Lisboa. Hacia allí se dirigía, pero la intensa niebla impidió que continuara el viaje. En el aparato también viajaba Anne Moron, su esposa, que le ayudó en la maniobra. Manuel Cabanelas, un Guardia Civil que fue el único testigo de aterrizaje, señaló la suerte que tuvo el piloto ya que el nivel de las aguas era muy bajo.

El ´Albatros´, que así se llamaba el hidroavión, tenía una potencia de 750 caballos, pesaba 400 kilos y podía desarrollar una velocidad de 395 kilómetros por hora. Antes de llegar a Tui había estado en Islandia, Holanda, Dinamarca, Suecia, Suiza y Francia. Lindbergh realizó esta ruta para elaborar una informe para la Pan American Airways, la compañía aérea para la que trabajaba. Quería abrir nuevos mercados en Europa. En ese periplo tuvo dificultades en Santander, que ya le obligó a realizar un aterrizaje de emergencia.

Desde Santoña puso rumbo a Asturias camino de Lisboa. Pero se encontró con problemas tras pasar por Ourense, aunque otros documentos dicen que fue después de sobrevolar Vigo. Lo cierto es que buscó un lugar para aterrizar y lo encontró en el Miño. Después de realizar la maniobra, el ´Cabo Fradera´, el buque del ejército español que vigilaba el río, se acercó para comprobar el estado de los integrantes de la aeronave. Tras acreditar su identidad, les cumplimentó oficialmente.

También lo quiso hacer Jacinto Fernández Lago, el alcalde de Tui. Pero la Guardia Civil le impidió el paso. El regidor municipal mostró su desagrado e incluso envió una carta de dimisión al Gobernador Civil. Finalmente dio marcha atrás tras obtener una entrevista con el aviador.

La presencia del ´Albatros´ en el río causó una gran expectación. Fue remolcado hasta la orilla portuguesa y allí vigilado por guardias de los dos países. Nadie podía acercarse. Lindbergh y su esposa fueron hasta Valença do Miño y quedaron alojados en un hotel. En esa ciudad, donde existe en la actualidad un monolito que recuerda su paso por la localidad, aceptaron la invitación de Pintos da Mota, el alcalde, para comer. Nadie bebió bebidas alcohólicas, según relatan las crónicas de la época. Esto no lo sabía el alcalde de Tui, que se presentó en el restaurante con unas botellas de champán. Nadie las aceptó.

Charles Augusto Lindbergh quería llegar cuanto antes a Lisboa. Pero las condiciones meteorológicas impedía su viaje. Estuvo tres días en Valença. En ese tiempo se vio acosado por numerosos periodistas que querían conocer su historia. Incluso se trasladó dos veces a Tui para responder por teléfono a las preguntas de medios de comunicación internacionales y al mismo tiempo informar de la situación a sus jefes. Aprovechó para visitar la catedral de Tui junto a su esposa.

Mientras tanto, cientos de personas procedentes de casi toda Galicia de Portugal, se acercaban a Caldelas de Tui para ver de cerca el ´Albatros´. La expectación fue enorme, hasta el extremo que se tuvo que vigilar el avión las 24 horas del día. Las autoridades de la provincia de Pontevedra se desplazaron hasta el lugar. También las viguesas.

Después de varios intentos, el ´Albatros´ puso rumbo a Lisboa el 14 de noviembre a las once de la mañana. "Una maniobra perfecta", señalan las crónicas de la época. El hidroavión sobrevoló Tui, en concreto el paseo de la Corredera, donde se agolpaban cientos de personas. A última hora de la tarde aterrizó en el río Tajo, en la capital portuguesa. Allí se volvieron a congregar miles de personas, que ya sabían de la gesta del aviador. Anne Moron, su esposa, relató todos estos acontecimientos en un amplio reportaje que publicó en la prestigiosa revista National Geografhic. Allí quedó puesto de manifiesto las dificultades para volar en el norte de España.

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