Los vecinos del Casco Vello denuncian los ruidos, las molestias y la basura con la que, aseguran, lidian cada fin de semana a consecuencia del botellón. Ayer decenas de residentes del barrio histórico celebraron una asamblea para abordar el problema y buscar soluciones. "Está yendo a más, sobre todo en puntos concretos como el barrio Eduardo Chao o el entorno de A Pedra", lamenta el presidente de la asociación de vecinos, José Manuel Veiga. Según denuncia, los grupos de jóvenes que se juntan en la calle para beber los fines de semana por la noche -en especial los viernes- provocan ruidos y dejan el empedrado sucio. El problema se acota de momento a zonas puntuales, pero el colectivo ya ha decidido buscar vías para atajarlo.

"Los vecinos no pueden descansar y luego queda todo lleno de basura y botellas", alerta Veiga. Los policías acuden al barrio, pero su presencia -asegura el representante vecinal- no soluciona el problema: "Cuando ven a los agentes los jóvenes se mueven de un lado a otro". Ante esa situación los residentes acordaron ayer responder con denuncias y llamadas a la Comisaría. Según explica Veiga, en la asociación se acumulan una treintena de escritos pendientes de entregar en las oficinas de Praza do Rei.

El representante de los residentes insiste en que las molestias que denuncian los vecinos las causa el botellón, no los negocios instalados en el Casco Vello. "Con las terrazas no hay problemas; los hosteleros están concienciados", abunda Veiga. Las cafeterías, pubs o restaurantes del entorno también padecen, de hecho, las consecuencias delbotellón. A mediados de septiembre la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros "Vigo Vello", Itos Domínguez, alertaba de que las personas que beben en la calle "molestan" a los clientes de los establecimientos e incluso provocan "destrozos" en las sillas y mesas de las terrazas.

Para atajar el problema los autónomos iniciaron entonces una campaña de recogida de firmas con la que pretendían exigir al Concello que aplicase la normativa. En los últimos meses los hosteleros del barrio constataron un aumento de la policía en la zona.

Esta no es la primera vez que el casco histórico lidia con el "botellón". En agosto de 2014 los hosteleros denunciaron también la celebración de macrobotellones. Durante uno de ellos se produjo incluso una reyerta que requirió la intervención de la policía y se saldó con una veintena de personas identificadas. El pasado junio, con el inicio del verano, volvió a detectarse el mismo problema en el barrio.