Decenas de badenes, mayor control de radares, más de 200 calles limitadas a 30 km/h, cientos de viales reformados y un importante aumento de la concienciación ciudadana están consiguiendo reducir de forma drástica los accidentes en el casco urbano causados por los excesos de velocidad. Hace solo seis años, cuando arrancaron los planes masivos de humanizaciones, exprimir el acelerador por encima de los límites permitidos se situaba como la segunda causa de siniestros de circulación en el casco urbano solo después de las distracciones. Este año ya ha bajado hasta la séptima. La Policía Local ha pasado de contabilizar en 2009 una media de un choque cada dos días por este motivo, a solo ocho al mes. Pero la cifra era muy superior en ejercicios anteriores, especialmente antes de 2007, cuando todavía no estaban operativos al mismo tiempo los cuatro radares que hay en la actualidad.
En 2009 se registraron en el casco urbano una media de 16 accidentes de circulación cuyo desencadenante fue la velocidad excesiva de los pilotos. Solo las distracciones, con 57 casos al mes, estuvieron por encima. En tercer puesto se colocó la embriaguez, que fue la causa de hasta 14 siniestros. La tendencia ha ido cambiando de forma clara en los últimos seis años. Pisar en exceso el acelerador del vehículo hasta el punto de perder el control y estrellarse o atropella a un peatón comienza a ser mucho menos habitual. En los nueve primeros meses del año desencadenaron más golpes, por este orden, las distracciones (773); el mal uso de las rotondas (200); no respetar las señales de ceda el paso o stop (152); los cambios de carril en tramo recto (120); no guardar la distancia de seguridad (106) y la embriaguez (83). Los excesos de velocidad se colocan en el séptimo lugar con 77 casos.
Multitud de factores han contribuido a disminuir el elevado índice de siniestralidad por exceso de velocidad que había en Vigo. La crisis económica también ha jugado un papel importante, tanto por el endurecimiento de las sanciones, como por la disminución del número de vehículos en circulación. A nivel local, las humanizaciones han jugado un papel decisivo. En este tiempo se han transformado y limitado a solo 30 km/h multitud de calles ganando espacio para los peatones y llegando a limitar algunas a un solo carril de circulación. Este hecho contribuye a disuadir a los pilotos -e incluso les impide en muchas zonas- de que puedan acelerar por encima de los límites permitidos. Pero además se han instalado decenas de badenes y bandas reductoras de velocidad que les obligan a mantenerse dentro de los límites marcos, especialmente en las zonas más conflictivas.
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Pero también el aumento del control policial ha contribuido a esta caída progresiva de la accidentalidad por exceso de velocidad. La existencia de un coche camuflado que la Policía Local alterna por más de 40 viales de la ciudad a contribuido a crear la sensación de que puede estar en cualquier punto de Vigo -incluso llegando a multitud de calles del rural, antiguamente con menos control- lo que disuade a muchos de exceder los límites. Pero también la existencia de otros tres fijos que se alternan por varias cabinas y que desde este año han comenzado a fotografiar también de frente a los conductores, multiplicando por dos su espacio de vigilancia, también ha tenido mucho que ver.
Al igual que el exceso de velocidad, también la embriaguez se ha desplomado como una de las principales causas de accidente en Vigo. Hace seis años estaba entre las tres primeras, ahora ya es la sexta. A ello también han contribuido los controles exprés a cualquier hora que lleva años realizando la Policía Local para crear la sensación también de que pueden estar en cualquier momento y calle.
