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Una lacra social que no mengua

Más de 300 mujeres viven bajo protección policial en Vigo por violencia de género

El juzgado especializado ya registró más de 900 asuntos este año - El fiscal alerta del aumento de casos de maltrato entre jóvenes

"La violencia existe, es real y está ahí". Así, con esta contundencia, la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, María Paz Filgueira, pone palabras a una lacra social que, lejos de desaparecer, no deja de golpear con dureza. Divina, Silvina y María José son los nombres de las tres mujeres que, en menos de dos meses, fallecieron en la ciudad olívica víctimas de la violencia de género. Tres crímenes que evidencian las consecuencias más trágicas de una problemática, la del maltrato, con la que conviven centenares de mujeres en esta urbe. El drama es diario, como denotan los más de 900 asuntos penales que en lo que va de 2015 ya se registraron en el juzgado especializado: a día de hoy en esta sala hay 465 pendientes de tramitación. Y todo ello con la particularidad de que este año se están produciendo episodios de especial gravedad. Y que, como alerta el fiscal especializado vigués Alberto Valle, se está detectando un incremento de casos entre la población joven. El elevado riesgo con el que conviven muchas víctimas ha provocado que haya aumentado la concesión de medidas de protección: en la actualidad más de 300 mujeres residentes en Vigo cuentan con órdenes que prohíben a sus parejas o exparejas aproximarse o comunicarse con ellas, bien sea como medida cautelar porque el asunto todavía está en investigación o ya derivada de una condena.

La Policía Nacional, a través del grupo UPAP y bajo la supervisión del SAF (Servicio de Atención a la Familia), y Policía Local, con la unidad EVAP, se encargan en la urbe olívica del control de estas órdenes. Las medidas policiales se adecuan al nivel de riesgo estimado para cada víctima, para cada "caso concreto", que varía desde no apreciado y bajo hasta extremo. "Las medidas pueden variar desde facilitar números de contacto permanente, contactos esporádicos con la víctima, acompañarla en actuaciones judiciales, asistenciales o administrativas, vigilancias en su domicilio o lugar de trabajo, traslados a centros de acogida, establecer dispositivos electrónicos para vigilancia del agresor... Incluso si hay un riesgo extremo se establece vigilancia permanente de la víctima hasta que deje de existir una amenaza inminente", explica Iria Lado, inspectora en Vigo del SAF de la Policía Nacional.

Experiencia en esta labor también tiene José Armando García Veiro, responsable del grupo EVAP de la Policía Local. "Cada mujer tiene un agente asignado; una referencia de un policía con nombre, apellidos y un número de contacto las 24 horas; ante cualquier incidencia, la más mínima, puede llamarnos", afirma, ahondando en que en este tipo de trabajo policial la vocación es clave. "Muchas veces la víctima llama porque quiere desahogarse; acabas haciendo una labor de psicólogo", describe. La Policía Autonómica, mientras, prevé empezar en breve a colaborar en el control de estas órdenes. Ocho agentes de Vigo comenzarán dentro de unas semanas un curso sobre la materia.

Y es que la problemática del maltrato se ha topado con un escenario de falta de medios. La juez viguesa ha instado un refuerzo para su juzgado, petición que cuenta con el total respaldo del fiscal. La situación se trató la semana pasada en la mesa de coordinación de violencia de género, donde también se puso el acento, entre otras cuestiones, en que hay un claro déficit de policías para controlar la órdenes de protección. "Se necesitan más agentes, sobre todo si yo ordeno, como este año ya pasó muchas veces, un control exhaustivo de una víctima. Si necesito que una mujer no salga de casa sola ni esté en el parque sola, pues debe de ser así", asevera la magistrada. Otras fuentes resumen con la siguiente frase la actual situación: "Cada víctima tiene asignado un policía, pero cada policía tiene que encargarse de numerosas víctimas".

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