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Roberto Cremascoli: "Las megalomanías arquitectónicas no resuelven los problemas que tenemos"

"Oporto es muy dinámica en turismo y sería peligroso que creciese demasiado rápido"

Cremascoli, ayer, en la sede del COAG. // J. Lores

Las jornadas de intercambio "Mesturas" organizadas por las delegaciones del COAG de Vigo y Pontevedra finalizaron ayer en la sede de Doctor Cadaval con las intervenciones de la portuguesa Inés Pimentel y el italiano afincado en Oporto Roberto Cremascoli. Su estudio firma la renovación del Gran Hotel de Oporto y actualmente construye un complejo residencial en Milán junto al Pritzker Álvaro Siza, con el que Cremascoli trabajó varios años y al lado del que sigue aprendiendo que la arquitectura debe estar ligada al territorio.

-Las jornadas abordan la arquitectura de rehabilitación que se hace aquí y en Portugal, ¿se conocen bien los profesionales de uno y otro lado de la frontera?

-Me acaban de ofrecer una guía sobre Vigo que leeré con mucha atención para visitar mañana [por hoy] alguna cosa y las próximas veces que venga. Para los que venimos de Portugal, Vigo siempre un lugar de paso y me gustaría conocerla más y también la arquitectura que se hace aquí tan cerca.

-¿Cree que hay diferencias entre los arquitectos portugueses y los gallegos a la hora de rehabilitar el patrimonio?

-Tengo que visitar y estudiar más pero no debe haber mucha diferencia de actitud entre los arquitectos del norte de Portugal y los gallegos porque es una realidad muy próxima a nivel de paisaje y materiales. Y tenemos el mismo mar. Creo que voy a quedar sorprendido en el sentido de que encontraré muchas afinidades.

-Sin embargo, la fusión de la tradición con la arquitectura contemporánea y vanguardista se pudo disfrutar antes en Portugal que en Galicia.

-En mi conferencia intentaré explicar que siempre es una cuestión de continuidad de la arquitectura, el paisaje y la ciudad. Cuando la continuidad sufre una transformación supone un cambio, pero las buenas arquitecturas son aquellas que consiguen construir una parte después de otra y dar una continuidad sin provocar mucha agresividad.

-Portugal tiene muchos ejemplos de cómo combinar esos tiempos sin resultar agresivo.

-Lisboa es diferente porque a finales de los 70 y principios de los 80 tuvo una fase posmoderna muy importante, incluso a nivel estilístico. Este posmodernismo no lo hubo en el norte, en Oporto, donde la arquitectura continúa siendo horizontal. Ahora tenemos la Casa da Música que es un objeto de otra dimensión y que funciona, pero las intervenciones continúan y deben continuar siempre con una actitud ligada al territorio. Comenzaré mi charla con un texto que escribí para el 80 cumpleaños de Álvaro Siza que se titulaba "Pezinhos de lã", que en portugués significa andar de puntillas y así es como tiene que ser la arquitectura. No es pretenciosa.

-¿Qué más ha aprendido junto al maestro Siza?

-Aprendí que no vale la pena tener mucha prisa. Siza tiene mucha paciencia y necesita hablar con las personas porque la arquitectura siempre es una cuestión de diálogo. También debe suponer una continuidad y ser natural. Paisaje es todo lo que tenemos ante los ojos. Para los arquitectos, cualquier paisaje urbano, fuera de la ciudad, desierto o lleno de gente, es material para intervenir. Y también aprendí con Siza que la arquitectura es un servicio público. Es un servicio que se presta para que las personas vivan mejor. El arquitecto tiene una responsabilidad muy grande.

-Su estudio rehabilitó el emblemático Gran Hotel de Oporto.

-Es el más antiguo de la ciudad y para nosotros fue una obra muy importante. Fue un proyecto arqueológico porque nosotros intentamos aprovechar todo lo que encontramos para dar continuidad. Y recientemente inauguramos NAC (Núcleo de Arte Contemporáneo) en la Marinha Grande, la capital del vidrio. Es un museo ligado a la colección de la ciudad y forma parte de la Fábrica da Resinagem, una especie de centro cívico dentro de la ciudad. Tiene oficinas y despachos de la Cámara Municipal, un auditorio y zonas comerciales, además de una plaza y un jardín. Ha sido un proyecto muy importante para la ciudad y le ha dado vitalidad al centro. Nosotros hicimos una intervención minuciosa para aprovechar cosas. El proyecto es de 2000 pero se paró por la crisis y se acabó ahora. Fue un poco extraño empezar a trabajar en un proyecto tan antiguo. Cuando recibimos la llamada para avanzar me quedé un poco asustado. Fui al estudio de Siza y le pregunté cuál debía ser la actitud correcta y él me dijo que era un proyecto silencioso y que iba a funcionar.

-¿Y tienen actualmente algún proyecto de rehabilitación?

-En 2004 hicimos una de las primeras viviendas en Foz y ahora tenemos un proyecto para construir dentro del terreno, que tiene 1.000 m2, un "bed and breakfast". Oporto ahora es muy dinámica en turismo y se construyen muchos establecimientos hoteleros y hostales. Aunque esto también conlleva el peligro de que la ciudad crezca demasiado rápido y sin esa continuidad que necesita. Y la mitad de la actividad de nuestro estudio está relacionada con proyectos expositivos, como comisarios ,y editoriales.

-La crisis paralizó su proyecto en Marinha Grande. La actividad económica comienza a recuperarse tras el estallido de la burbuja, ¿volveremos a ver proyectos fastuosos de arquitectos estrella?

-Espero que no. Pienso que las personas ya aterrizaron con los pies en el suelo. Por ejemplo, la próxima Bienal de Arquitectura de Venecia, que dirige el chileno Alejandro Aravena, estará dedicada a la tolerancia, los refugiados, lo social. A las cosas que tenemos que resolver y que no se arreglan con megalomanías.

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