Las largas esperas en el Álvaro Cunqueiro para solicitar una cita con el especialista, cinco meses después de su apertura, siguen sin resolverse. La semana pasada, el Sergas puso en marcha un sistema de gestión de turnos que no las recortan, pero que sí pretendía evitar que los pacientes aguardaran de pie. No lo ha conseguido, porque hay muchas más personas que asientos. Pero, además, provocó mayor confusión y, en algunos casos, esperas de más de dos horas.

La medida implantada por el Sergas es similar a la de un puesto del supermercado. Coges tique y esperas tu turno, sin necesidad de preguntar quién es el último o de hacer cola. La diferencia es que, mientras estos reparten números consecutivos, que al cliente le permiten calcular el tiempo que falta hasta que le atiendan e ir a coger otras cuestiones mientras tanto, el del nuevo hospital se rige por códigos alfanuméricos -de dos letras combinadas con dos números- que ni son correlativos ni tienen relación aparente. En las pantallas habilitadas solo es posible ver los cinco siguientes, que se atenderán en uno de los seis puestos del mostrador. El Sergas defiende que, hasta ayer, no habían tenido ningún problema y explica que, por operatividad, se implantó el mismo código que en el resto del hospital, como Urgencias, donde no son números consecutivos porque se ordena en función de la gravedad.

En consultas externas, las dificultades empiezan por localizar dónde está la máquina para retirar el turno. A media mañana, los administrativos optaron por colocar carteles indicándolo. Con el papel ya en la mano, el código no permite deducir cuánta gente hay delante. Así, todo el mundo permanece con la vista fija en la pantalla. Cuánto más tiempo pasa más aumenta la impaciencia y el miedo a que se haya pasado el turno. Cristina Alonso está convencida de que el primero que cogió nunca llegó a aparecer en pantalla. Lo hizo a las 9.38 horas y, viendo que otros usuarios la adelantaban, a las 10.47 cogió otro, con el que sí la atendieron, a las 11.45. Asegura que no se le pudo pasar el primero porque tanto ella como su hijo estuvieron todo el tiempo pendientes de la pantalla y de las voces para llamar a usuarios que no aparecía. "Podría haber un problema problema informático", cuenta mientras pone una reclamación, a la que se unen otros pacientes en la misma situación. Los administrativos señalan que no es posible saber si le llamaron o no, porque no tienen el listado de los códigos que salieron y en qué orden. A las 9.39 retiró el turno Lino Piñeiro, que a las 11.30, seguía esperando. "Fui al mostrador a preguntar en qué lugar estaba, si faltaba mucho, y no me dieron respuesta, me dijeron que esperara", relata. En ese tiempo, necesitó ir al baño, pero como acudió solo al hospital y ante la imposibilidad de saber cuándo le tocaría, tuvo que pedirle a otra usuaria que, si le llamaban, lo pidiera por él.