El defendido por la Xunta como "el mejor hospital de Galicia" y "la mayor infraestructura sanitaria pública de España" ha dejado en sus escasos cuatro meses de funcionamiento un reguero de denuncias públicas de sindicatos, profesionales y usuarios que han repercutido en la estructura de gestión clínica y también en la política. Solo la fase final de reordenación del Chuvi y el traslado a Beade ocasionaron el relevo del gerente del área sanitaria de Vigo y la destitución de la conselleira de Sanidade. A estas dos salidas se sumó en las últimas horas la de Ana Sánchez como directora de la Oficina Técnica de Seguimiento (OTS) encargada de supervisar el trabajo de la concesionaria.
Desde el mes de abril el Sergas ha hecho frente a destituciones y ceses voluntarios como el del supervisor de Enfermería del Meixoeiro reconociendo "discrepancias" con la dirección respecto al organigrama y la organización del trabajo. El último responsable en abandonar el barco fue el subdirector de Urgencias la semana pasada y antes de que la unificación de los servicios de Xeral y Meixoeiro cumpliera un mes. La planificación del traslado y los problemas surgidos en Beade han sometido a gran presión a los jefes de servicio y son varios los responsables de área que han manifestado su voluntad de ser relevados de forma progresiva.
No obstante, por ahora desde el Sergas se traslada un mensaje de absoluta normalidad e incluso se atribuye la última salida de la encargada de supervisar a la concesionaria a "una nueva etapa" en el proyecto. Explican que Ana Sánchez pilotó el control de la obra pero que una vez finalizada solicitó su relevo y que se ha optado por un nuevo perfil puesto que el objeto del contrato cambia y pasa a ser el control "sobre la gestión de los servicios no asistenciales" que a partir de ahora realizará Belén Baltar Trabazo.
La OTS del nuevo hospital se enfrentó a duras críticas de los profesionales, los grupos políticos del Parlamento y agentes como la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública, que llevaba meses denunciando el perfil excesivamente político de Sánchez como excargo del PP en la sanidad madrileña y por el hecho de que sus funciones dependieran en último término de la concesionaria a la que controlaba.
Este ha sido el último relevo reconocido por el Sergas y al que precedió el más importante al frente de la Consellería de Sanidade. Después de tres meses de una continua huida hacia adelante defendiendo el traslado a Beade contra viento y marea, el pasado 4 de octubre Núñez Feijóo reconocía públicamente la existencia de "deficiencias" en el hospital y descargaba la responsabilidad sobre Rocío Mosquera, que fue sustituida por Jesús Vázquez Almuiña.
En el momento más delicado del proceso, la Xunta decidió mantener en el cargo al gerente de la EOXI de Vigo, Félix Rubial, que asumió la gestión del área sanitaria en vísperas de que se anunciase el cronograma oficial tras la sorpresiva salida de Mario González, gerente desde 2013 hasta abril de 2015 y encargado de toda la planificación del traslado y las negociaciones para unificar servicios en el Chuvi.
González, Mosquera y Sánchez son las tres salidas que dependieron en exclusiva del Sergas, que en el complejísimo camino del traslado a Beade se ha encontrado con la dimisión del supervisor de Enfermería en el Meixoeiro tras más de 15 años en el puesto, José Antonio Rey González, y la semana pasada con el todavía no reconocido oficialmente abandono del subdirector de Urgencias, Juan Lázaro Anguís, coincidiendo con unas vacaciones que tenía pendientes.
