El próximo centro comercial de Vigo abrirá sus puertas en poco más de un año. Las obras en el solar de Pizarro, entre las dos torres de oficinas y viviendas, avanza sin pausa, y la promotora prevé poner en funcionamiento el recinto que completará la urbanización "a finales de 2016", según explica el jefe de proyecto, Pablo Capeáns. La inversión global será superior a los cinco millones de euros.
Mercadona, cuyo desembarco está confirmado desde hace meses, será el motor del complejo, que dispone de otro local comercial de 500 metros cuadrados y cuatro oficinas que suman 900. La empresa, Pizarro Gestión S.L., propiedad de la familia viguesa Lloves -que está al frente de la multinacional comercializadora de pescados y mariscos Mascato-, negocia con varios operadores el alquiler de los espacios para completar la oferta.
Actualmente los operarios trabajan en la fase de excavación y contención de tierras. El centro comercial tendrá tres sótanos destinados a aparcamiento con 316 plazas y la previsión de la contrata es llegar a la cota de cimentación a finales de año. En los siguientes meses levantará la estructura de dos plantas, la primera de ellas con el doble de superficie (3.500 metros cuadrados) que la segunda (1.663), ya que el edificio será escalonado. El nivel superior se alejará 21 metros de la fachada hacia la calle Pizarro.
La cubierta, además, será transitable y ajardinada, una de las condiciones de la licencia, por lo que los peatones podrán utilizarla como espacio público. La terraza, de 3.840 m2, pasará a ser propiedad del Concello, si bien la empresa deberá encargarse del mantenimiento. Unas escaleras exteriores permitirán conectar la calle con la cima de la urbanización, donde hay un parque de grandes dimensiones. Así, la zona verde, sumado el espacio sobre la cubierta del centro comercial, alcanzará los 14.300 m2.
El centro comercial es la última pieza de una urbanización que ha tardado más de dos 25 años en desarrollarse tras atravesar numerosos avatares. La anterior promotora de la superficie ahora en obras, Invoga S.A., recibió licencia municipal pero nunca llegó a iniciar la construcción. Abanca se quedó con la parcela tras ejecutar su precursora Novagalicia a la empresa la hipoteca por impago. La subasta quedó desierta, el solar de 3.640 m2 pasó a manos de la entidad financiera, y el industrial Enrique Lloves Soler retomó el proyecto tras comprarla.
La anterior licencia fue declarada caducada por el Concello y los nuevos promotores obtuvieron la nueva el pasado mes de abril. Tras los sondeos arqueológicos obligatorios iniciaron las obras que, si no se producen retrasos, estarán concluidas en el plazo de trece meses.
